Por: Iván Soto Hernández 

En los últimos días he entrevistado a varios legisladores locales de Durango, de diferentes grupos y partidos políticos, pero sobre todo de Morena, quienes me aseguran que sí habrá periodo extraordinario de sesiones en el Congreso del Estado para achicar el periodo del Gobernador que se elija en 2022.

Ciertamente, la iniciativa que más tuvo difusión antes de iniciar las pasadas campañas, fue la que presentó el Tribunal Estatal Electoral, y que consiste en reducir a dos años el mandato de quien sea electo gobernador en el verano del año entrante.

Hoy, tal parece que sí hay consenso en una cosa: sí es necesario empatar el calendario electoral local con el federal. Sin embargo, Morena como grupo dominante en la actual Legislatura local anticipa que la reforma no sería para el periodo de dos años, sino para el de cinco años y tres meses.

¿Por qué para ese lapso? Los argumentos son tres, sobre todo:

1.- Se cumpliría con la necesidad de empatar calendarios electorales, pero no con los comicios presidenciales del 2024, sino con las intermedias de 2027.

2.- Se darían cinco años y tres meses más al gobernador electo en 2022 tras esta reforma -en caso de que se concreten los votos necesarios primero en el Congreso local, luego en dos terceras partes de los Cabildos-, con el propósito de que el siguiente gobernante no inicie periodo en septiembre sino en diciembre, y casi casi arranque año de gobierno con el año fiscal.

3.- Hay consenso entre las diferentes fuerzas políticas que hacer la reforma a dos años sería meter a Durango a un abismo de tiempo ya que un Gobierno de 24 meses prácticamente sería una nulidad en resultados: necesitaría los primeros nueve meses para cumplir la Ley de Entrega Recepción, y los últimos nueve meses de su cortísimo tiempo para el mismo propósito.

Es decir, duraría en entrega y recepción 18 de los 24 meses y solo tendría seis meses para dar resultados. Nada.

Un sexenio recortado a dos años a muy pocos les interesa y se prestaría más a otras interpretaciones e intereses. En cambio, a decir de los legisladores consultados, un Gobierno de cinco años y tres meses sería muy cercano a un sexenio y permitiría cumplir a mediano plazo con el empate de calendarios electorales.

Ahora bien, unos y otros saben el grandísimo riesgo de emparejar la elección de gobernador con la de Presidente de la República, ya que eso ataría o haría rehén a Durango de tener gobernador que responda al tsunami electoral que suceda en cada elección presidencial, lo cual tiene muchos otros riesgos que los partidos, todos, prefieren evitar. Así las cosas.

Soy Iván Soto, nos vemos diariamente a través de la multiplataforma de En Vivo Durango.

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