Por: Cristhian Salazar

Pase lo que pase, Gonzalo Yáñez será candidato el año que entra, por una coalición-PT, o por el PT en solitario.

Varios actores políticos de la izquierda y de la derecha injertada en Morena, presumen de su cercanía con el presidente López Obrador, pero la decisión de quién será el próximo abanderado o abanderada de ese partido, no sólo será producto de la afinidad, sino también de una coyuntura política.

Gonzalo Yáñez, es el político duranguense más cercano al presidente, pues el Partido del Trabajo ha sido su aliado en las tres ocasiones que fue candidato y el Tirantes sentó las bases para constituir a Morena en nuestro estado. Pero, además, hoy como nunca, los votos del PT en la Cámara de Diputados (40) toman singular importancia, porque serán fundamentales para que la izquierda construya la mayoría absoluta.

En ese sentido, López Obrador no le va a regatear el apoyo a los dueños del PT (Alberto Anaya y Gonzalo Yáñez en Durango), para no poner en riesgo la alianza parlamentaria, mucho menos si la moneda de cambio es una plaza menor políticamente como nuestra entidad, que representa apenas el 1.4 por ciento del padrón électoral.

Cierto que al PT le fue mal en las pasadas elecciones, ya que apenas obtuvieron 17 mil 660 votos, muy cerca de perder su registro local. Sin duda, el partido perdió una cantidad importante de votos y de espacios, pero eso es ver solo la vacuidad del vaso. Sin embargo, el alegato de Gonzalo en el Palacio Nacional, será que el PT es uno con él y otro sin él en la boleta.

En 2010, los panistas le hicieron el feo al PT para conformar una alianza más amplia y se aferraron a imponer de candidato a alcalde de la capital a Rodolfo Dorador. Gonzalo se postuló por su partido y obtuvo 59 mil 111 votos, suficientes para hacer perder a Dorador y a la alianza “Durango nos une”, que llevaba como candidato a gobernador a José Rosas Aispuro. Si el PAN hubiese cedido la Alcaldía al petista, la alternancia hubiera llegado a Durango desde aquella controvertida elección. Esa ocasión Gonzalo tampoco ganó la presidencia, pero sí ganó la querencia y la bonanza de todo un sexenio, en el que su base electoral (CADI) creció exponencialmente al margen de la legalidad.

En 2016, auspiciado por el PRI, Gonzalo nuevamente fue candidato por su partido sin aliados, pero ahora a gobernador. El PT obtuvo una votación total en el estado de 38 mil 359, pero Gonzalo, solo, consiguió 29 mil 487. Su papel de dividir a la oposición no fue suficiente en esta ocasión para que ganara el PRI, pero fue por un error de cálculo del exgobernador Jorge.

Quizá hoy sea la última oportunidad que tiene Gonzalo de cumplir su sueño de ser gobernador de los duranguenses. Por ello pedirá ser candidato a gobernador por Morena-PT, con muchas probabilidades de serlo y de ganar la elección, ya que en ese escenario, el único que puede derrotarlo es Esteban Villegas en una coalición PRI-PAN.

Si por Morena-PT no se la dan, será candidato solo por el PT; no será gobernador, pero ganará en metálico y disfrutará otro sexenio de canonjías como premio por hacer lo que mejor sabe: dividir a la izquierda.

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