El puente aispurista: corrupción y ecocidio
Por: Gonzalo Yáñez
No debería sorprendernos la muerte masiva de los pajaritos llamados tordos cabeza amarilla. Fuimos alertados a tiempo por los ambientalistas, cuando se anunció la construcción de un puente en el boulevard Francisco Villa en la ciudad de Victoria de Durango.
Un puente que nadie pidió y que desde un principio fue rechazado por la sociedad, pues traería más perjuicios que beneficios. Es la crónica de una corrupción ecocida anunciada.
Veamos:
Este puente es el “máximo logro” en un sexenio. Sí, es la “obra del sexenio”, todo un periodo sexenal de Gobierno para hacer solo un puente.
Y para construir el puente, destruir varios cientos de árboles y áreas verdes, también hábitat de los tordos cabeza amarilla.
Siempre he sabido indignarme ante todo lo injusto e innoble en la conducta gubernamental.
Cuando se informó sobre la obra del puente se dijo que iba a costar 200 millones de pesos, después 250 millones y ahora hablan de 400 millones. A este ritmo terminará costando más de 500 millones. Y lo peor es que se financia con deuda, que terminarán pagando todos los duranguenses. Qué calamidad del puente capricho, del puente moches.
Y además en plena pandemia, cuando el Gobierno Estatal debería tener como prioridad la atención a la salud y la crisis económica de los duranguenses.
Pero hay otro funesto antecedente, el puente llamado “La Joroba”, ¿Y quién cree que lo hizo?, atinó: Aispuro. Esto sucedió cuando fue presidente municipal de Durango (2001 – 2004). Tan mal hecho, que ahora el presidente municipal Jorge Salum aprovechó para construir ahí un “tunelcito”, “El Corrupteño”, de dos millones 800 mil pesos, en Zacatecas acaban de hacer uno parecido en 700 mil pesos.
Y también esa joroba fue el puente del trienio. Se robaron el dinero con el mismo esquema. Lo financiaron con deuda contraída con Banobras. Al principio dijo que costaría 20 millones y terminó costando 27 millones. Y todavía se está pagando esa deuda.
Rosas Aispuro “El señor de los puentes”, tiene un amasiato especial con esas obras. Dos puentes en nueve años.
Pobre Durango, tan lejos de Dios y tan cerca de los puentes.
Esta maldición puentera nos agarró a los duranguenses como al tigre de Santa Julia, de bajada. Parafraseando al dicho: La culpa no la tiene el indio, sino el que hizo los puentes. Esta maligna peste azul y la plaga tricolor necesitan pagar sus fechorías.
El Puente-Gate es un vil atropello a la dignidad de Durango y más cuando la solución a la vialidad estaba y está a la vista: construir un bulevar ecológico en el área ubicada atrás de Soriana Jardines.
Esto es lo social y ecológicamente recomendable, construir ciudades horizontales y no verticales. Ciudades vivibles armónicamente con la naturaleza.
En lugar de eso, el “veneno prianista” prefiere el ecocidio (matar a la naturaleza) y el moralicidio (matar la moral del bien común por el bien egoísta).
No es justo, los dolores de la sociedad y la naturaleza deben terminar.
Este gobernador “Aispuropuente”, es como todos los dueños del “PRIAN”, hijos de Luzbel que se burlan y se ríen de los duranguenses a carcajadas. Tienen más veneno que un alacrán.
Duranguense tú tienes la palabra, la decisión y el poder.
¡El pueblo tiene derecho a rebelarse! Este 2021 y 2022 son tu oportunidad. Di no a la priandemia.
¡Viva Durango!
Facebook: Gonzalo Yáñez