Por: Luis Alberto J. López Chávez

A finales del año pasado, cuando supimos de la existencia del COVID-19 jamás imaginamos que casi un año después nos encontraríamos bajo las circunstancias en las que hoy estamos, hemos pasado más de ocho meses aislados y el panorama sigue siendo de incertidumbre, no se sabe si esta situación va a ceder, ni cuando lo va a hacer y hoy más que nunca los estragos de un virus que como sociedad no hemos podido contener se aprecian a simple vista, más cerca de lo que nos gustaría.

Durango ingresó en un estado de alerta en conjunto con todo el país, para finales de marzo, con la aparición de los primeros casos también se dio la aparición de una histeria colectiva, no sabíamos cómo afrontar esta contingencia, aun hoy, no lo sabemos. El quédate en casa tomó fuerza y muchos establecimientos iniciaron con las medidas preventivas, otros, tuvieron que cerrar, la vida no ha sido la misma, y la situación ha recalado en todos los que la vivimos a nivel económico, pero también psicológico.

Así pasaron algunos meses y para el verano con la llegada del semáforo a nivel nacional, las medidas se empezaron a relajar, no obstante, nuestra interpretación fue errónea, y para principios de agosto, estábamos viviendo casi como si no existiera la pandemia.

Los estragos más fuertes los hemos vivido en los últimos días, lo que en un principio se quería evitar, está pasando, los hospitales se encuentran al límite, los médicos se encuentran cansados, y más gente que nunca está muriendo desde que inició la contingencia.

Las condiciones son distintas a las que había en un principio, la sociedad está desgastada y la economía no aguanta mucho más, el principal error, fue caer en la confianza en bajar la guardia y dejar de tomar las medidas, hoy los estragos se están viviendo con más fuerza, la culpa no la tiene el Gobierno, la culpa la tenemos cada uno de nosotros que no acatamos las medidas al pie de la letra, que pasamos de la nueva normalidad a una antigua normalidad sin restricciones.

Las próximas dos semanas son claves para controlar el virus, de no ser así está en riesgo el colapso del sistema de salud y lo que queda de un debilitado sistema económico, subestimamos al COVID-19 y nos dio un aviso más fuerte, es momento de solidarizarnos con quienes están sufriendo por la enfermedad propia o la de familiares, y sobre todo es momento de ser empáticos con nuestros pares.

No queda más que esperar que a partir de esta crisis aprendamos como sociedad y tomemos la responsabilidad que le toca a cada cual, se acercan más fechas festivas, y la posibilidad de festejarlas es proporcional a la responsabilidad con la que tomemos los próximos días, no por el hecho de estar juntos, sino por el hecho de que no haya una perdida directa en cada familia Duranguense.

Twitter: @luislopezdgo