Por: Primitivo Ríos

La acción frontal contra la corrupción e impunidad, impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, está sustentada en la consideración de que esta peste es un mal que ha profundizado gravemente la desigualdad e injusticia en México.

Durante el viejo régimen neoliberal, la burocracia dorada del PRI y PAN, junto con empresarios voraces, acumularon inmensas fortunas bajo formatos organizativos e ideológicos, que al pasar el tiempo se transformaron en poderosos grupos delincuenciales trasnacionales, dedicados al saqueo y pillaje de los bienes y riqueza nacional.

La enorme brecha entre los que se creían “dueños de México” y el pueblo raso que con penurias vive al día, no sólo es el ingreso. Lo grave son las consecuencias sufridas por los pobres, por el precariado, de las cuales no hablan los neoliberales: Menor expectativa y calidad de vida, imposibilidad para el desarrollo pleno como ser humano, padecimiento lacerante de enfermedades emocionales, nulo acceso a las prácticas deportivas, culturales y estéticas. Es decir, la negación plena y llana a que el pueblo viva feliz y en armonía con la naturaleza.

La misión de acabar con la cultura de la corrupción y los corruptores, encarnada en la médula neoliberal, se justifica, se radicaliza. Es una cuestión de principios. Por ello nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador no se arredra ante las brutales embestidas de los barones del dinero que buscan -a toda costa-, descarrilar la Cuarta Transformación (4T) para reinstalar el régimen corrupto que les brindó impunidad y privilegios. Con hipocresía se dicen agraviados. Salinas, Zedillo, Calderón, Fox y Peña Nieto están en el banquillo de los acusados.

Lo hermoso de este proceso revolucionario pacífico, de este periodo de lucha contra la maldad de inicio del siglo XXI, consiste en que el pueblo ha abrazado y hecho suya con plena conciencia, esta histórica causa Lópezobradorista, que significa justicia, igualdad y bienestar para todos los mexicanos, pero en donde van primero los pobres, los olvidados, los de abajo. Esta revolución es popular, la hace el pueblo para el pueblo dignamente dirigida por nuestro gran líder y presidente Andrés Manuel López Obrador. Esta es nuestra fortaleza, esta es la debilidad del PRI y PAN.

La Cámara de Diputados del Congreso de la Unión aprobó declarar el 9 de diciembre de cada año como Día Nacional Contra la Corrupción.

Por: Primitivo Ríos

Twitter: @Primitivo_Rios