Por: Gilberto Jiménez Carrillo

La última vez que se ganó la mayoría en el Congreso Federal en una elección intermedia en nuestro país fue en 1991. En esa elección, el PRI logró obtener la mayoría en la Cámara de Diputados con 58.47 por ciento de las preferencias. Con ello consiguió 320 diputados, más de dos terceras partes, mayoría calificada.

El presidente Salinas tenía altos niveles de aprobación, su programa Solidaridad gozaba de una gran reputación y había tocado a millones de hogares. Para esta elección intermedia de Congreso Federal la situación y algunas de las variables que impactan más en una elección están presentes: niveles de aprobación relativamente altos y presencia de programas sociales. Esta elección intermedia del 6 de junio es histórica, nunca se habían tenido tantas elecciones de gobernador el mismo día que la elección del Congreso Federal. Además de las 15 gubernaturas que se eligen –casi la mitad del país– hay que añadir casi 2000 alcaldías.

Para el elector promedio lo más importante serán primero sus gobernadores y luego los alcaldes. Los diputados sean federales o locales irán en tercer término. Salvo excepciones en las que el candidato a un distrito sea muy conocido o popular. Independientemente de las alianzas que se han establecido para los distritos electorales federales, lo que dominará serán las elecciones para gobernador. Habrá por lo menos tres niveles de participación, la más alta se dará en los estados del país donde habrá elecciones de gobernador, luego vendrán los estados que tendrán elecciones en alcaldías y un tercer nivel los que sólo tendrán elecciones de congreso.

La alianza de Morena, PVEM y PT actualmente tiene candidaturas comunes en 152 distritos electorales. Estos tres partidos suman entre sus tres logos, 55 por ciento de las preferencias. Cuando la pregunta se realiza como si fueran con un solo logo su sumatoria es de 56 por ciento. Es decir, su alianza no resta, incluso suma ligeramente. La alianza PAN-PRI-PRD cuenta con un acuerdo en más de 218 distritos electorales. Más de dos terceras partes del total de los distritos de mayoría en disputa.

El problema de esta alianza en términos de aritmética es que la suma de las partes no vale lo mismo que el conjunto. En el caso de esta alianza cada partido por separado suma 38 por ciento, pero en conjunto solo 29 por ciento, es decir, nueve puntos menos. Este es un ejercicio analítico que intenta entender cómo verá el elector la próxima elección. Es esencial saber que la boleta sobre la que los ciudadanos van a elegir el seis de junio tendrá a cada uno de los logos de los partidos por separado. No serán como las coaliciones del pasado con un solo logo que representa varios partidos. Por ello es difícil estimar cómo lo va a evaluar el elector, si los verán en su conjunto o como partidos por separado.

Hasta hace poco tiempo, la última elección intermedia o la última elección de gobernador para algunos estados, los enemigos acérrimos eran PAN vs. PRI, PAN vs. PRD, o PRI vs. PRD, o un par de ellos aliados contra el tercero. Esta alianza parece no ser fácil de procesar con el elector promedio. Los liderazgos de estos partidos pueden llegar a acuerdos, pero en la mente de sus electores no transitan los cambios de la misma manera o fácilmente. Conciliar esta alianza en la mente del elector no es sencillo. Probablemente una de las mayores incógnitas de la elección del próximo 6 de junio es como va a reaccionar el elector a una alianza que nunca había registrado o considerado, en cambio la alianza de Morena no se observa tan complicada… ya veremos.

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