En Tlaxcala está prohibido pedir prestado
- El Gobierno no debe un solo peso desde la administración de Álvarez Lima… sigan su ejemplo, si se puede
Por: Gilberto Jiménez Carrillo
Desde hace 25 años Tlaxcala se mantiene como la única entidad del país sin deuda pública. El Gobierno no debe un solo peso, y es que siendo gobernador el licenciado José Antonio Álvarez Lima, este envió una iniciativa al Congreso del Estado en que se prohibía que tanto el Gobierno como los municipios, contrajeran deuda pública, es decir que anduvieran pidiendo prestado en los bancos y demás instituciones financieras tanto públicas como privadas. Tlaxcala es el único estado cuya deuda no ha crecido, en ese estado sucede algo difícil de creer. Desde que Álvarez Lima terminó su administración y hasta el día de hoy, los gobernadores que le han sucedido no tienen que enfrentarse a la quiebra de sus finanzas públicas, a los ajustes del gasto público, repudio de deudas con proveedores, despido de burócratas y escándalos judiciales vinculados a los abusos del endeudamiento.
Gracias a la iniciativa de Álvarez Lima, en Tlaxcala, la Constitución sólo permite la contratación de deuda si es aprobada por dos terceras partes del Congreso, y sólo en caso de que no haya deuda previa en la categoría para la que se busca obtener un préstamo. Actualmente, ese estado es gobernado por el PRI, el sexenio pasado lo fue por el PAN y el anterior por el PRD. Es el estado más plural de México en esos términos, de manera que no es cosa de partidos, sino de honestidad y decencia. Si algunos de los gobernadores posteriores al licenciado Álvarez Lima hubieran caído en la tentación de modificar la Constitución para andar de pediche, los tlaxcaltecas no se lo hubieran permitido. La pregunta es ¿Por qué se endeudan tanto los gobiernos locales?
Hay estados que están pagando pensiones que siguen creciendo; hay muchos que aumentan la burocracia para cumplir compromisos de campaña y en consecuencia el gasto público también crece; además van creciendo la población y sus requerimientos de servicios, agua, alumbrado, pavimentación. Si a esto sumamos que después del 2008 comenzaron a bajar los ingresos por excedentes petroleros y se quitó el cobro de la tenencia, nos da como resultado que ahora estados y municipios se endeuden para cosas tan básicas como pagar el salario de sus empleados. El alcalde del municipio de Apaseo el Alto, Guanajuato Jaime Hernández Centeno, acudió a la Cámara de Diputados para pedir que mejorara el reparto de los recursos y su municipio pudiera enfrentar los pasivos que ya superaban su presupuesto total. “Mi municipio hereda una deuda de más de 30 millones de pesos cuando nuestro presupuesto es de 24 millones. Sin prender un solo foco, sin mover un vehículo, estamos endeudados por un año y medio. Ya la sociedad no nos lo perdona”. La mucha o poca deuda no es un criterio suficiente para juzgar el buen o mal desempeño de un Gobierno. Lo inaceptable de la deuda de los estados no es su monto, sino su discrecionalidad, su opacidad, su falta de restricciones al contratarla y su pobre ejercicio en casi todo, salvo en corrupción y dispendio. Desde hace casi 30 años Tlaxcala es un ejemplo nacional y mundial de que, si se puede crecer si pedir prestado, así que antes de que los congresos aprueben que las entidades se endroguen, mejor asesórense con José Antonio Álvarez Lima, solo que prefieran seguir los pasos del pillo de Humberto Moreira.
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