ENTRE TÚ Y YO… La boda no es matrimonio
Por: Rosario Castro
¿A cuántas bodas ha asistido usted estimado(a) lector(a)? seguramente a varias, quienes hemos tenido esta experiencia es una de las decisiones más importantes que un hombre o mujer toma en su vida casarse o no casarse.
Los jóvenes hoy, en su mayoría prefieren probar primero como es la convivencia diaria manifiestan que no necesitan que el Estado certifique su relación algunos expresan que el matrimonio es solo apariencia social, pero en realidad es que no están seguros en muchos de los casos de comprometerse con la otra persona, temen perder independencia, libertad y también influye en mucho la economía el costo de la boda y los costos de un hogar.
La base fundamental del matrimonio es el compromiso, la entrega incondicional, el amor sin límites, casarse supone quererse, cuidarse y ayudarse diariamente en los humores y en los sabores personales y en los días buenos y no tan buenos.
Los jóvenes entienden lo que implica el matrimonio, pero hoy han instalado la provisionalidad en sus corazones y el amor es incompatible con la temporalidad.
Las bodas no tienen mucho que ver con estar casado pues la boda es un evento y el matrimonio un logro. Un matrimonio debe crearse, no es algo que suceda, y en el arte del matrimonio, pequeñas cosas son grandes cosas.
Las parejas se confunden no se trata de casarse con la pareja correcta, se trata de ser la pareja correcta.
Pienso que la provisionalidad es un inherente ya en la vida de nuestros jóvenes pues vivimos en una sociedad en la que todo cambia en cuestión de minutos: la foto de Instagram, el nuevo sencillo, el ensayo que se les pide en la Universidad para mañana, la amiga de mi hija que tiene novio y que ya la dejó, etc.
Por otra parte, están los padres que influyen con sus hijos por sus propias experiencias: “invertimos en ti para que te cases”, “vas a fracasar”, “estás muy inmaduro(a) para formar un hogar”, “no tienes economía para mantenerte con qué mantendrás a tu esposa ¿y si hay hijos”?
La educación es trascendente como padres educamos a nuestros hijos para que sean competitivos, para que vayan a la universidad, para que tengan un buen trabajo, para darles herramientas con las que puedan salir adelante, pero también es de importancia educarlos en los valores del compromiso, la generosidad, la entrega y sobre todo lo que implica el amor, educarlos en dominar el miedo de amar para evitar el dolor por experiencias que hayan tenido los propios padres y enseñarles el significado del amor, lo que implica y que al final es lo que nos libera como seres humanos.
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