Por: Rosario Castro

Tenemos que darnos cuenta de que la salud es una inversión en el futuro; los estados invierten en obra pública lo cual es muy importante, pero lo es más el que se invierta en la salud que preserva la vida y cuando se solicita este servicio es un derecho humano no se puede negar a nadie

Con la Pandemia de COVID-19, en México se demostró la fragilidad del sistema de salud pública, el Gobierno del Estado de Durango a través de la Secretaría de Salud y en coordinación con el Gobierno Central y los 39 municipios que tiene nuestra entidad, sacó la casta para enfrentar el mayor reto de salud que los duranguenses y mexicanos hemos tenido.

El propio Gobernador Aispuro se contagió de Coronavirus, pero eso no lo detuvo y coordinó personalmente con el Secretario de Salud y todo su equipo supervisando la reconversión de hospitales y Clínicas de Salud para atender a pacientes de COVID-19 y otros padecimientos, la red de ambulancias en distintos Municipios para trasladar fuese por aire o por tierra a duranguenses al Hospital 450, red de sangre, asistiendo personalmente a las mesas de estrategia para atender la salud en los tres niveles de Gobierno; quién no recuerda algún otro alcalde o alcaldesa que cerró sus límites territoriales por temor al contagio, pero a un año de la pandemia lo que resultó fue la colaboración, el trabajo conjunto, tratando de salvar más vidas solidarizándonos todos con el dolor de las vidas que perdíamos.

Por eso, la reciente inauguración del nuevo Hospital de Gómez Palacio es una excelente noticia para Durango y especialmente para La Laguna. Este hospital fue proyectado en el sexenio anterior tanto estatal y Federal pero no fue concluido pues presentó innumerables observaciones por los órganos fiscalizadores federales; sin embargo, al inicio del Gobierno de Aispuro, se tomó la decisión contra viento y marea de continuar esta obra inconclusa sabiendo lo que significa para la Región Lagunera.

Este hospital se habilitó como Hospital COVID-19 en plena pandemia, ahí hospitalizamos a mi amadísima hermana, como tantas familias que hospitalizaron a padres, madres, hermanos o hijos; no todos nos fueron entregados vivos vencidos por el virus, a pesar de los esfuerzos médicos, como fue en mi caso, pero muchos pudieron salvarse gracias a esta decisión del Gobierno del Estado, estas digo yo, son decisiones de vida.

Después de Semana Santa, el Hospital General Antiguo, se trasladará al Nuevo Hospital de Gómez Palacio, preservándose el área COVID-19. Esperamos que en este mismo año este hospital pueda convertirse en Hospital de Especialidades, iniciando con 70 camas, pero puede crecer hasta 120; para operarlo se requieren 200 nuevas plazas para médicos y 300 plazas de enfermería.

Pocos saben que hay 18 años de diferencia de esperanza de vida entre los países ricos y pobres, la misma brecha lo hay entre las ciudades más importantes del mundo.

Asume una vez más el compromiso con la salud el Gobierno del Estado, al gestionar más recursos ante el Gobierno central para que este nuevo Hospital de Gómez Palacio pueda tener las plazas que necesita para convertirse este año en un nosocomio con todas las especialidades entendiendo que al invertir en salud salvará muchas vidas.

Apoyemos este gran esfuerzo porque en ello nos va la salud de por medio.

(La columna expresa la opinión personal de la autora)

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