Por: Eduardo Ortega Solano

Se asegura que, a partir del sexenio de Carlos Salinas, se pueden documentar pruebas indubitables de acuerdos bajo la mesa entre el PRI y el PAN; en esos tiempos se le atribuía parte importante de esta operación política para estos menesteres a Diego Fernández de Ceballos, del que aseguraban sus detractores, que su nuevo mote era “la ardilla, porque no salía de los Pinos”; por supuesto que el “Jefe Diego” siempre calificó esto como una vulgar calumnia. Fue precisamente en el sexenio de Salinas, donde se reconoció la primera gobernatura de oposición en la persona de Ernesto Ruffo Appel, para Acción Nacional en el Gobierno de Baja California en 1989, entidad federativa que conservó el PAN hasta el 2019, que sucumbió ante Morena y el actual gobernador Jaime Bonilla.

Fue en 1991 en el estado de Guanajuato, cuando el priista Ramon Aguirre, otrora regente del DF, Secretario de Programación y Presupuesto, director de Lotería Nacional, entre muchos cargos más, regresaba a su terruño, con la intención de finalizar su vida política siendo gobernador de Guanajuato. Con la venia y apoyo del primer mandatario de la nación, parecía que todo se trataba de un mero trámite. Su contendiente era el entonces exdiputado Vicente Fox, abanderado por el PAN, al que se le veían pocas, por no decir nulas posibilidades de triunfo. En el transcurso de la campaña el candidato tricolor tuvo poca aceptación y torpe actividad, a pesar de todo; el priista fue investido con el triunfo, pero se sentía un dejo de derrota, y en el ambiente flotaba un hedor a fraude.

El día que se esperaba la oficialización de la victoria de Ramón Aguirre, el político no pronunció el esperado discurso de triunfo, habló de reconciliación y aseguró que: no tomaría posesión de la gobernatura, porque los ánimos estaban muy caldeados y que de ninguna manera sería factor de división, pero de ninguna forma aceptó la posibilidad de fraude lo que ya era un secreto a voces. Tras bambalinas era claro lo que sucedía, los mapaches del PRI se descuidaron, las pruebas del pucherazo eran fehacientes, ya que en lugar de destruirlas fueron arrojadas a un pozo, lugar de donde las lograron rescatar las huestes panistas; trascendió que fueron encontradas miles de credenciales de elector, que seguramente fueron compradas para inhibir el voto.

Fue el propio Diego, el que comunicó a Salinas, que su partido no aceptaría el fraude de Ramón Aguirre, y reclamaba el triunfo para el PAN y su candidato Vicente Fox, el comisionado para entablar la negociación y destrabar ese entuerto, fue Fernández de Ceballos, el cual ya había logrado la dimisión del ex regente. Salinas aceptó reconocer el triunfo para el PAN, pero de ninguna forma aceptar la gobernatura de Fox Quezada, y de esa forma nació el interinato de Carlos Medina Plasencia, definido en su momento por CSG como “un panista muy práctico”

PRI y PAN han protagonizado muchos acuerdos en lo privado, aunque estos han sido negados en lo público, pero son acuerdos sobre procesos específicos, que al final de cuentas se convirtieron en avances democráticos frente a lo que era un partido homogéneo. El verdadero surgimiento del PRIAN se dio en el 2006, en la campaña de Calderon, donde el gobernador del Estado de México Peña Nieto apoyo al candidato del PAN por encima del de su partido, favor que le regresó Calderón, ya siendo presidente a EPN, abandonando a la abanderada de su partido cómo está ampliamente documentado.

La alianza “Va por México” formada por PRI-PAN-PRD, dista mucho de la opacidad del “PRIAN”, esta es pública, cada uno de los partidos presenta su logotipo de forma individual, y no veremos panistas votando por el PRI o viceversa, y mucho menos revoltijos ideológicos, cada uno de los partidos deberá de presentar a sus mejores cuadros. No les daría un cheque en blanco, pero si el beneficio de la duda. ¿Veamos que ofrecen?

@EduardoOrtegaS