*Realidades y perspectivas (1)

Por: Sergio Duarte Sonora

Sin duda alguna, los tres grandes ganadores de la elección para integrar Ayuntamientos en Durango, cuya jornada electoral acaba de concluir el 2 de junio, son Jorge Salum del Palacio, Marina Vitela Rodríguez y Luis Enrique Benítez Ojeda.

Salum es el prototipo del panista duranguense que ha hecho carrera política en la última década y de manera natural tiende a sustituir a los liderazgos ya agotados del PAN en la entidad. Es un hombre de derecha ideológicamente hablando, pero ha demostrado apertura, sensibilidad y sin ser un liberal tiene posturas de avanzada, lo que vaticina un liderazgo político de derecha moderna sin la manera de los principios doctrinales dogmáticos propios de los siglos XIX y XX.

Vitela, si bien es cierto que tiene su matriz política en el priismo lagunero, ha logrado construir un proyecto propio retomando los aspectos sociales de su proyecto de origen insertándose en el lopezobradorismo que hoy domina el escenario nacional. Nada fácil si caemos en cuenta que su desarrollo y emergencia se ha dado en un terreno dominado férreamente por dos clanes familiares (los Rebollo y los Herrera), que durante 30 años se han alternado en el poder y no habían dejado crecer algún otro tipo de alternativa política en el municipio más industrializado del estado, Gómez Palacio.

Diferente el caso de Benítez, un político cuajado, aún joven y dotado de una brillante capacidad discursiva, que fue construyendo su trayectoria con vínculos estrechos con Samuel Aguilar Solís al igual que con el hoy dirigente nacional de la CNC, Ismael Hernández Deras.

Después de la derrota del 2016 y luego de la sacudida obradorista del 2018, un priismo derrotado, mermado y en franca y abierta desarticulación, optó por la continuidad en la dirección estatal. Aguantaron al DT, le depositaron la confianza –bueno cuando menos los ismaelistas-  y los resultados están a la vista: El PRI vive, se mantiene y puede volver por sus fueros en el ya no tan lejano 2022. ¡Aguas!

El PAN con Salum como estandarte se atrinchera en la capital, el PRI en los municipios rurales con Luis Enrique a la cabeza, y Morena con Marina Vitela en Gómez Palacio. Las tres formaciones políticas más importantes tienen retos estratégicos a la vista, retos y tareas que cualquier militante o analista de medio pelo los puede visualizar, lo que radica en la operatividad eficiente de los dirigentes y en la habilidad para gobernar de los cuadros políticos que a partir del primero de septiembre dirigirán las comunas municipales citadas.

El resto de los partidos, pero sobre todo el PT, MC, el PVEM y el PRD deberán revisar y replantear sus planes de trabajo cuando menos a mediano plazo. Los cuatro cuentan con fortalezas y debilidades. Cierto que los grandes perdedores de este proceso lo fueron José Ramón Enríquez Herrera y Gonzalo Yañez, así como la familia Herrera y priistas de Gómez Palacio, que por primera vez pierden en este municipio. Pero en política los “muertos” de este proceso aparecerán vivitos y coleando a la vuelta de la esquina. Eso lo debemos tener por seguro.