Por Sergio Duarte Sonora

En la actualidad, el formato democrático de acceso y distribución del poder vigente, impide triunfos y derrotas totales en Durango. La integración de los ayuntamientos encabezados por un presidente y un síndico y por 17, 16, nueve o siete regidores, será reflejo de la pluralidad existente en las comunidades municipales.

Ningún presidente, ninguna fuerza política tendrá mayoría absoluta, mucho menos mayoría calificada de origen. La integración de los ayuntamientos, órganos colegiados que son la máxima instancia de dirección municipal, obligará a los presidentes y síndicos ganadores representantes de la primer minoría, a implementar una estrategia de acuerdos e inclusión de otras fuerzas políticas afines con el objetivo de construir una mayoría estable que les permita gobernar sin sobresaltos.

En este escenario, los actores, candidatos y partidos que no alcanzaron a ser la primer minoría, serán importantes para que aquellas fuerzas políticas que ganaron la elección siendo primer minoría, puedan implementar políticas públicas y acciones de Gobierno en general que generen bienestar en su municipios.

En tal sentido, José Ramón Enríquez y Gonzalo Yáñez (ambos senadores con licencia) seguirán presentes y con peso importante en el escenario político estatal, no así Otniel García Navarro, que tal vez sea el mayor perdedor en este proceso al dejar ir la oportunidad de consolidar la presencia de Morena en Durango capital, siendo previsible que regrese a su curul en el Congreso del Estado.

El PVEM, el PRD y el PD deberán replantear la estrategia a seguir si quieren sobrevivir en el siguiente proceso electoral que se llevará a cabo en el 2021 (elección de diputados federales y diputados locales), el PRD tiene una considerable ventaja sobre los otros dos partidos, en virtud que ganó tres municipios (Guadalupe Victoria, Rodeo y Nombre de Dios) y por poco perdió en Cuencamé y San Juan de Guadalupe, amén de alcanzar una veintena de regidores en otros tantos municipios entre los que están Durango y Gómez Palacio. Buena cosecha para el PRD, que consolida su presencia en la región de los llanos y parte del semidesierto y por fin gana la elección un cuadro perredista como Mary Amaya, en un municipio con presencia histórica de la izquierda duranguense, que amerita un tratamiento particular.

No quepa la duda que las tres principales fuerzas políticas en el estado ya están haciendo el balance político correspondiente y empezando a diseñar la estrategia para transitar con posibilidades de éxito en los procesos electorales del 2021 y 2022.

En el PAN emerge un nuevo liderazgo que tiene enormes retos, sobre todo en la Comarca Lagunera, para consolidarse como primera fuerza en el estado y perfilarse para intentar seguir despachando desde el Bicentenario (2022), antes internado Juana Villalobos.

Igualmente, el PRI deberá desplegar una estrategia eficaz para  recuperar presencia en las dos ciudades más importantes del estado, pues con la presencia que conserva en municipios con alta población rural no le alcanza para ser competitivo en los próximos procesos.

Y Morena y la izquierda duranguense (PT, MC y PRD) tendrán el mayor reto de su historia, pues  si con humildad y perspectiva asumen la lección que este proceso les brindó, podrán sentar las bases para dejar atrás los protagonismos fatuos, la vocación autodestructiva y la propensión dispersora, para construir un frente amplio de izquierda que sea competitivo en las próximas elecciones.

El PD se cuece aparte. Que desperdicio que Verónica Acosta no haya podido llegar al cabildo duranguense, lo merecía por su dedicación y capacidad de lucha. Joaquín Gardeazábal hizo un gran esfuerzo, se midió y seguro sabe en este momento que lo suyo es el servicio en la administración pública, es un tipazo.