Por: Gilberto Jiménez Carrillo

El adjetivo aguerrido permite calificar a aquel que está bien preparado para participar de una batalla. Por extensión, el término se utiliza para calificar a la persona que tiene experiencia en competiciones o que muestra una tendencia a imponerse en caso de conflicto. En los recientes años, el licenciado Gerardo Galaviz Martínez ha sido uno de los políticos duranguenses más exitosos. En el año 2016 contendió por la presidencia de Nuevo Ideal y obtuvo el triunfo por más de mil votos. En el 2019 buscó la relección por el municipio 39 y nuevamente se alzó con la victoria, solo que esta vez con el doble de votos que, en la anterior elección, lo que se traduce como una enorme aceptación de sus gobernados por su eficiente trabajo.

En las pasadas elecciones del 6 de junio, Gerardo Galaviz fue electo diputado local por el octavo distrito, en esta ocasión, como en las dos anteriores, su victoria fue inobjetable. Cuál es la clave del éxito de este joven político que ya en alguna ocasión fungió como presidente estatal del PAN. De entrada, su carácter sencillo y forma directa de decir las cosas. Galaviz Martínez es un hombre formado con sacrificio y mucha dedicación, pues sus orígenes humildes lo impulsaron a no quedarse atrás, a sobresalir en base a estudio y sobre todo muchas ganas. El uso de aguerrido es frecuente en el terreno del deporte. Si nos centramos en el contexto del fútbol, se suele decir que un jugador es aguerrido cuando lucha por el balón de manera constante y está dispuesto a participar de todas las jugadas.

En el ámbito de la política, se suele decir que un dirigente es aguerrido cuando defiende sus ideas con compromiso y pasión. De esta manera, estos políticos suelen participar de discusiones y debates para tratar de imponer su posición.

Winston Churchill demostró una gran valentía liderando el enfrentamiento a Adolf Hitler en la Segunda Guerra Mundial. Solo alguien con enorme coraje es capaz de pedir a sus compatriotas sangre, sudor y lágrimas frente a quien pretendía destruir el mundo civilizado. No era el mejor político, pero sí el más capaz de tomar decisiones valientes. En contraposición al político valiente está el pusilánime, el incapaz de tomar decisiones graves. Por carácter, por oportunismo, por cualquier otra razón, pero no tienen el coraje preciso para enfrentarse de forma decidida a grandes conflictos. Sirva el ejemplo para, toda proporción guardada, destacar el carácter de Gerardo Galaviz, que en dos ocasiones pidió licencia para separarse al cargo de alcalde y contender en las urnas y en las dos salió airoso, pues su trabajo eficiente y eficaz, fueron su mejor carta de presentación.

Los duranguenses exigimos políticos creativos, aguerridos, osados y valientes. Cuando los ciudadanos nos topamos con un personaje de estas características lo premiamos con votos, de lo contrario cuando son grises y pusilánimes, los enviamos al cementerio de los políticos inútiles. Solamente los individuos aguerridos son capaces de superar ciertas pruebas a las que los somete la vida y Gerardo Galaviz es uno de ellos, pues ha demostrado que se puede hacer política de manera distinta y tener éxito, de manera que en los próximos años el Congreso contará con un diputado que marcará agenda, prueba de ello es que ha sido electo para encabezar la junta directiva de la Legislatura que apenas comienza. Políticos como Gerardo Galaviz le hacen falta a Durango.

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