Hay que ayudarle a Hilda en sus milagros caninos
Por: Gilberto Jiménez Carrillo
Es muy difícil no encariñarse con los perros, al fin y al cabo son los mejores amigos del hombre. Sin embargo, ¿Qué harías si despiertas una mañana y hay un perro callejero enfrente de tu casa? Mientras que unos se hacen famosos por los malos tratos hacia los animales, hay otras personas que se ganan la admiración y el cariño por su generosidad y servicio hacia esos seres que no pueden hablar, pero que sí tienen muchas formas de dar cariño, amor y compañía a quienes les tienden una mano y los rescatan de las calles y del frío. Este es el caso de Hilda Cisneros Solís, una de esas personas por las que podemos decir que aún podemos seguir teniendo fe en la raza humana.
Ella junto a su marido, mantienen un santuario para perros cuyo principal objetivo es ofrecer a los perros callejeros y a los perros que no quiere nadie, un lugar seguro donde vivir. Los datos sobre el abandono de perros en Durango son muy elevados, pero Hilda no se rinde. Para poder alimentarlos, mantenerlos y llevar un cuidado con todos que incluye pago de medicinas y veterinario, hace un esfuerzo extraordinario, pues en mantener casi cien perritos se va su sueldo y muy seguido tiene nuevos huéspedes.
Hace tiempo tuvo que vender un vehículo para hacerse de un terreno, bardearlo y construir las casas de los animalitos, lugar a donde todos los días, llueve o truene, va darles de comer, ponerles agua y limpiar su espacio. También los baña y los saca a pasear, todo esto mientras llega una persona que quiera adoptar un animalito, lo cual pocas veces sucede. Hilda es de esas pocas personas que con sus acciones diarias hacen una gran diferencia en la vida de los animales.
Aunque tienen vidas más duras que sus homólogos domésticos, los perros callejeros se han adaptado a nosotros y a todo. Tienen una capacidad de adaptación asombrosa, sobreviven, por eso merecen que los respetemos. En todas sus misas el padre Joao Paulo Araujo lleva algún perro callejero para que los feligreses que asisten a la parroquia Sant’Ana Gravatá en Brasil y se enamoren de estos caninos y puedan brindarles un hogar digno. Recoge a un perro que anda muerto de hambre, lo engordas y nunca te morderá.
Esa es la diferencia más notable que hay entre un perro y un hombre y hasta que no hayas amado a un animal parte de tu alma estará dormida, lo que quiere decir que el alma de Hilda no duerme, siempre esta despierta, pues todos los días se dedica a darle su amor incondicional a sus mascotas, que a cambio la llenan de caricias. Un perro es la única cosa en la Tierra que te amará más de lo que tú te amas a ti mismo, por eso hay que ayudarle a Hilda en su labor de producir milagros caninos.
Cuando el que esto escribe se enteró de la labor que Hilda realiza, de inmediato lleve mi primer costal de croquetas y al estar en el albergue me contagie de una emoción indescriptible, dándome cuenta que Hilda hace lo que poquísimos seres humanos hacen. Gandhi decía que la grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgado por la forma en que sus animales son tratados. Vamos ayudarle a Hilda Cisneros a que la grandeza de Durango y su progreso moral se noten.
Para los que se animen comparto su número de teléfono celular y su email. [email protected], 618-1127937. Si Hilda y su esposo no trabajan, simplemente los perritos no comen, de manera que hay que ayudarle a Hilda con donativos llevarle croquetas a los animalitos.
Email:[email protected]