Por: Eduardo Ortega

Se viralizó recientemente un mensaje en WhatsApp, atribuido a Lily Téllez, donde aseguraba que Pfizer, no tenía contrato con el Gobierno de México, y las vacunas que llegaban a nuestro país pertenecían a la tercera fase de su desarrollo, que el Presidente, ofreció a la farmacéutica “al pueblo de México como conejillo de Indias”; dicha información fue desmentida por la senadora, la cual precisó en twitter que lo que ella hizo: fue solicitar la información reservada sobre los contratos que realizó el Gobierno con Pfizer, asegurando que la publicación era fake news (noticias falsas). Por supuesto que esta aclaración no impidió que las redes de amlofobicos se dieran vuelo, divulgando esta desinformación calificándola como verdadera y asegurando que se trataba de “la nueva tropelía de López”.

La existencia de información reservada, lo ignoraba el propio Andrés Manuel, como quedó en evidencia; cuando en la mañanera y a pregunta expresa de una reportera, el Presidente precisó que no existía nada oculto; y para comprobarlo instruyó al canciller Ebrard Casaubón, que trasparentara cualquier información al respecto. Era en ese preciso momento cuando estaba iniciando Marcelo, una videoconferencia desde el mismo lugar que estaban recibiendo el primer lote de vacunas donde comunicó al presidente que el Gobierno de México, así como de otros países; firmaron un contrato donde acordaron reservar información por un tiempo, a fin de no afectar a Pfizer y BioNTech en el mercado por la compra de vacunas, así pues, se ofreció desclasificar los detalles cuando expirarán las cláusulas de privacidad.

Como consecuencia de la pandemia, ha surgido un neologismo, “infodemia”, este se ha utilizado como sinónimo de fake news, para temas relacionados con esta alerta sanitaria, sin embargo, una acepción más aceptada es: “exceso de información en relación al COVID-19”, donde precisamente la complicación radica, en discernir noticias e información falsa, parcial o sesgada de la verdadera. Este fenómeno se está dando en todo el mundo, pero es precisamente en México y a causa de la politización en torno a el manejo de la pandemia, donde adicional al exceso de información que circula de forma natural, se alimenta de forma artificial por grupos de amlovers, amlofobicos, partidos políticos y simpatizantes o detractores de AMLO.

Después de AMLO, el personaje más controvertido de la Cuarta Transformación (4T) en los últimos 10 meses, es el doctor Hugo López Gatell, y esto inicio con la descalificación que hizo al uso del cubrebocas; que por cierto, al inicio de la pandemia, su uso tampoco fue recomendado por la OMS, no menos desconcertante fue cuando afirmó que “el Presidente no es susceptible de contagio porque tiene la fuerza moral”, y que decir de sus constantes afirmaciones; que habíamos “aplanado la curva”, aunque muchas veces intentó sin éxito dejar en claro que este término tenía más que ver con impedir que se desbordara el sistema sanitario que con el número de contagios, también mencionó que «un escenario catastrófico sería llegar hasta 60 mil fallecimientos». Mientras los proclives a la 4T le otorgan a López Gatell inefabilidad, sus detractores le llaman “Dr. muerte” y tratan de adjudicarle la responsabilidad de 135 mil fallecidos, lo que me parece una postura: falaz, mezquina y electorera, politiquería al más bajo nivel.

La vacuna representa una luz al final del túnel, y por supuesto que muchos están tratando de colgarse esta medalla; al respecto, denunció la otrora diputada Paty Jiménez ante el INE al senador Gonzalo Yañez de oportunismo político al publicar y distribuir de forma masiva un artículo de opinión donde utiliza de forma tendenciosa y como bandera política la llegada de la vacuna. Afirma Morena en un spot de TV: “vamos a donar la mitad de nuestras prerrogativas de 2021 para ayudar al Gobierno en la aplicación de la vacuna” esto es una mentira, ya que, aunque quisieran se los impide la Ley electoral.

¿Sería mucho pedir a la clase política que dejarán fuera de sus estratagemas la pandemia?

Twitter: @EduardoOrtegaS