La Corrupción (Parte 4)
Por: Juan Alberto Esquivel y Cebrián
En colaboraciones anteriores, decía que, actualmente, la corrupción en México tiene tres puntales y el actual pobre desempeño de los partidos políticos, es el tercero.
Estoy consciente de que este artículo y los otros sobre el tema, molestará a algunos militantes y simpatizantes de ellos, pero los invito a reflexionar sobre los conceptos antes que viceralizar los dichos.
La Ley General de los Partidos Políticos (Art. 3.1), nos dice que éstos son entidades de interés público con personalidad jurídica y patrimonio propios, con registro legal ante el Instituto Nacional Electoral (INE) o ante los organismos públicos locales, y que tienen como fin promover la participación del pueblo en la vida democrática, contribuir a la integración de los órganos de representación política y como organizaciones de ciudadanos, hacer posible el acceso de éstos al ejercicio del poder público.
Y al hacer la investigación para este artículo, tuve una triste sorpresa.
El extinto IFE, ahora INE, en sus inicios, daban una definición parecida a la actual, pero señalando que los partidos actúan conforme a sus «principios, ideas y programas» (indicación que preserva el Art. 41.I constitucional) y esta pequeña omisión en la Ley reglamentaria, cambia cualitativamente la naturaleza de los partidos políticos, pues de ser los posibles arquitectos y constructores del país «conforme a sus principios e ideas», ellos mismos se definen, en su segunda y tercera funciones genéricas, como meros proveedores de personal para cubrir vacantes en los poderes ejecutivo y legislativo y da via libre para el «chapulineo», las «alianzas» y los «frentes» electorales, lo cual propicia la corrupción, al facilitar el oportunismo político, sin la limitante del compromiso ideológico y si nos apegamos estrictamente a esa definición, podemos llegar a pensar que se hace ocioso el requisito de dar a conocer su Declaración de Principios.
Pero no te hagas una mala idea, apreciado lector. En su articulado, la Ley General de los Partidos Políticos rescata la naturaleza sana de éstos y les precisa sus funciones, por la cual les otorga financiamiento; generoso, dirán algunos, merecido, dirán otros.
Pero eso será materia de un siguiente artículo.