Por: Fhernanda Simental L.

Crucificados, descamisados, en revuelta y enloqueciendo el tráfico, así se manifestaron los taxistas el pasado lunes en la Ciudad de México. Millones de personas que tienen que cruzar desde el Estado de México hasta el sur de la CDMX, les fue prácticamente imposible llegar a tiempo a sus destinos.

¿El reclamo? Exigían al Gobierno prohibiera los servicios de transporte por aplicación como Uber, Cabify y Didi, en una guerra que ya lleva bastante tiempo desde que estas apps ofrecieron un servicio diferente, encaminado a un mercado que exigía mayor calidad y seguridad en los servicios de transporte.

La protesta de los trabajadores del volante versa sobre todo en que estos servicios digitales les han robado a sus clientes, así como el argumento de que estas empresas transnacionales transgreden las leyes de este país, pero, ¿y la libertad de elección de los usuarios?

En Durango, desde hace tres o cuatro años existen tres aplicaciones para servicio de vehículo, las cuales han operado sin mayor controversia, una de ellas incluso, lanzada por un sindicato de taxistas; sin embargo, la controversia y el reclamo feroz se presentó cuando Uber anunció su intención de operar en esta ciudad.

Fue entonces que violentas declaraciones fueron hechas por el líder choferil de la CTM, Javier Covarrubias (lo cual ya era de esperarse), quien amenazó sin sonrojo el acecho y acoso para los conductores de la aplicación, así como sus usuarios; empero, la declaración que han sorprendido han sido las del titular de la Subdirección de Movilidad y Transportes del Gobierno del Estado, Jorge Campos Murillo quien en repetidas ocasiones ha dicho, se perseguirá a los operadores del servicio y no se permitirá su operación, pues argumenta, lo hacen al margen de la Ley, ya que aún se encuentran detenidas las reformas a la Ley de Transporte en el Congreso Estatal y la vigente data del 2002.

Bajo este argumento, nos preguntamos entonces que ha pasado con los taxis piratas y cuál es la situación que guardan las aplicaciones de servicio vehicular que operan en Durango desde hace años, ya que al parecer solo han emprendido una cacería de brujas contra Uber, cuya operación en Durango beneficiaría (y mucho) al turismo de negocios, quienes por lo general, deben facturar sus gastos de viaje.

Las autoridades pues, tendrán que plantearse si desean continuar consintiendo el monopolio del servicio de transporte y cediendo a los caprichosos deseos de los líderes de taxis sin exigirles un mejor servicio para los usuarios, permitiéndoles incluso acechar y sembrar el terror entre operadores de Uber, o bien abrir las puertas a una modernización muy necesaria, mostrando así un gobierno que sabe de equilibrios entre la oferta y la demanda, abriendo además una opción más de empleo en un estado que ocupa el tercer lugar nacional en  desempleo, junto con Estado de México y Tlaxcala, de acuerdo con cifras del Inegi.

Twitter: @Fher_Turkita