Por: Quetzal Herrera

Mientras nuestro país siga con este sistema político pluripartidista, una de las asignaturas pendientes por parte de las instancias electores, partidos y candidatos, será el derrotar al abstencionismo, que salvo escasas excepciones se ha roto la barrera del 50 por ciento respecto a la lista nominal a nivel federal, estatal y municipal, casos como los procesos locales del 2016 y el 2018 nacional, donde la sociedad civil salió a votar, de ahí en más ha sido complicado para quienes juegan un papel determinante en los procesos, dominar ese enorme “dinosaurio” que se manifiesta desde un cansancio social hacia la forma de hacer política.

Estamos a escasos meses de que inicie de manera formal la elección del 2021 y desde nuestro punto de vista solo existen tres aspectos que podrían contrarrestar esa numeralia, que en el caso de nuestro estado llegó el año pasado al 55 por ciento, y donde se le suma un porcentaje del tres por ciento, aproximadamente, de quienes decidieron anular su voto; hablamos de las alianzas entre personas, una propuesta social real y el tema económico, temas que más allá de los partidos deberán ser las personas que sean designadas por sus institutos políticos quienes consideren otras estrategias para sacar a la gente a las urnas y obtener el triunfo, deben tener claro que el voto corporativo terminó junto con las alternancia en lo local y federal, pues además del costo que representa para los institutos electorales desarrollar un proceso, la falta de creatividad en propuestas y la mala comunicación estarán jugando un papel importante.

En cuanto a las alianzas además de lo electoral, es fundamental hacerlas con los ciudadanos, que los futuros candidatos entiendan las necesidades reales de las familias, que no se puede hacer estrategia basada en lo que hace algunos años funcionaba en cuanto a las estructuras partidistas, tendrá que existir una sinergia de criterios para encontrar soluciones, hablarle al ciudadano con la verdad debe ser la bandera de quienes anden tocando la puerta de los electores, pues con el flujo de información, las características económicas y de salud en las que nos encontramos en este momento, obligan a utilizar otro lenguaje, sin retórica, y apegados a lo que realmente se puede hacer las posiciones que se ostenten; la política debe volver a lo básico, el contacto de frente.

La propuesta deberá concentrar un verdadero estudio basado en la retroalimentación, pues es común que quienes aspiran y su círculo más cercano tengan una visión que ya en el territorio se muestra diferente, se deben compaginar por un lado las necesidades ciudadanas y la metodología de las soluciones, una sin la otra no podrían sobrevivir en una forma de hacer política con la visión y objetivos de un solo lado, porque eso crea poca empatía con el elector y lo desmotiva para que a través de su sufragio el estado de cosas cambie, en cuanto a los puestos en juego.

Especialmente el 2021 estará marcado por el recurso con el que cuente cada candidato, pues los partidos han dejado también de ser determinantes para influir en este aspecto; quizá para bien o para mal, según la perspectiva de cada quien, el próximo año quien tenga aspiraciones deberá tener una cartera que pueda soportar el tener una penetración con buenos dividendos, y no me refiero exclusivamente a los apoyos que se entregan, sino que se le deberá apostar a que los ciudadanos vean una respuesta inmediata a una prioridad comunitaria, es decir, si en una comunidad requieren una obra pequeña pero necesaria, la cartera deberá contemplar esos escenarios y más.

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