Por: Quetzal Herrera

De existir una alianza entre los partidos Revolucionario Institucional, Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano, deberá prevalecer en todo momento las coincidencias no de tipo electoral, porque hasta ahora me parece que los argumentos no han terminado de establecerse primero quizá porque las pláticas llevan poco tiempo para explorar la posibilidad, pero me parecería importante que quienes están buscando o considerando dicha posibilidad, más allá de una elección, se tejan estrategias de trabajo en común, y que no sea solo por arrebatarle el control al partido en el poder, porque los objetivos quedan a medio camino y pasadas las elecciones todo intento de unidad entre institutos políticos queda tan solo plasmado en una boleta electoral.

Esto derivado de las constantes declaraciones de la dirigencia del PRI en Durango, donde se mantiene viva la posibilidad de ir en alianza con una o todas las fuerzas políticas en mención, por lo menos en el ámbito federal, para obtener mayoría por encima de Morena y sus aliados, de ser esta la ruta, además de fijar un plan de trabajo por los próximos tres años, el discurso deberá ir tomando otro sentido en cuanto a los gobiernos estatal y municipal, pues si bien en este momento se trabaja y actúa como oposición, de aterrizarse dicha alianza me parece que no habría argumento mediático que políticamente pueda estar sustentado, máxime cuando cabe la posibilidad de que al renovar también el Congreso del Estado, cada partido iría con sus propios candidatos.

No sabemos hasta dónde las pláticas estén planchadas al interior de los partidos que posiblemente puedan ir en coalición, lo cierto es que tendría que existir una real evaluación de los mejores perfiles que puedan ser competitivos, pues cabe recordar que se estaría enfrentando una maquinaria federal que en el caso de nuestro estado tiene por lo menos ascendencia con alrededor de 320 mil ciudadanos, que son beneficiados de los programas del Gobierno de López Obrador, por lo que la tarea también recaerá en candidatos con trayectoria basada en la aceptación ciudadana, con el uso de recurso y generando alianzas con personajes clave. En sí deben ser alianzas más ciudadanas que políticas o basadas en intereses de grupos, que parte de las coincidencias radiquen en el interés por Durango.

Las coincidencias también deberán existir del “otro lado de la moneda”, en el caso de Morena y los partidos que irán a su lado, pues la falta de unidad podría poner en riesgo cualquier oportunidad de triunfo, en este sentido quienes vayan a tomar las decisiones, ya sea en lo local o desde lo nacional, deberán hacer una valoración a fondo de los perfiles con los que participarán, incluso de este lado el panorama podría ser más sencillo para el diálogo y los acuerdos porque es probable que la alianza sea en lo local, por lo que el abanico de espacios se abre para los 15 distritos locales.

Si bien nuestro sistema político permite la interacción y participación en conjunto entre las fuerzas políticas reconocidas por las instancias electorales, es necesario que su plan de trabajo considere al ciudadano, porque en muchas ocasiones se deja de lado el verdadero interés, porque se privilegia el arribo al poder a costa de lo que sea, porque es un hecho que si ideológicamente no hay compatibilidad, la parte que los puede llegar a unir son las familias mexicanas, y en ese camino deberán seguir.

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