Por: Quetzal Herrera

El hecho que cimbró a la clase política en el estado, fue el asunto relacionado con la posibilidad de reducir a dos años la próxima administración del Gobierno del estado, tema que pasó del Tribunal Electoral en nuestra entidad al Congreso del Estado; por lo que es posible que en estos días se le dé entrada formal y se turne a las comisiones de gobernación y puntos constitucionales, y se tiene hasta el mes de julio del presente año para conocer si procede o simplemente se desecha; desde luego las reacciones no se hicieron esperar por parte de algunos actores políticos.

La realidad es que los escenarios cambian, de entrada, para quienes están más que “encarrilados” en buscar llegar al Bicentenario en el 2022, porque si la aspiración inicial era mantenerse el sexenio completo, los dos años en los que podría quedar suena menos tentador, y quizá comiencen a surgir nuevos nombres que sí estén dispuestos a estar al frente del Gobierno por un par de años; las estrategias sufrirán una modificación de 180 grados, y será hasta el 2023 cuando podrían retomar sus intenciones de nuevo, insisto, en caso de que la iniciativa proceda en la presente legislatura.

En otro punto, me parece que ningún partido político expresará en lo público su negación a que esta iniciativa avance, tratando de justificar el hecho de que en nuestro estado son muy constantes los procesos electorales, ya que durante dos años seguidos estamos en elección y un año no, y la posibilidad de homologar las elecciones traería un menor gasto público entre las y los candidatos de todos los institutos políticos, máxime cuando nos encontramos en una situación económica emergente derivada de esta pandemia, y que ha afectado prácticamente a la totalidad de la población.

En comentarios más en “lo corto”, me ha tocado escuchar a funcionarios y representantes que no consideran una buena opción tener dos años para lograr la homologación, pues ello terminaría con los equilibrios en nuestro país, por poner un ejemplo podemos señalar lo que ocurrió en el 2018, cuando Morena, gracias a Andrés Manuel López Obrador, arrasó casi con todos los espacios en juego, de repetirse un fenómeno con estas características estaría gobernando un solo partido, y en una democracia como a la que aspiramos es sano que existan los contrapesos en todos los niveles de gobierno; con ello ganamos los ciudadanos.

Cabe señalar que Durango ya atravesó por una homologación en el Congreso del Estado, cuando la pasada Legislatura duró solo dos años, precisamente para empatarla con el proceso federal del 2018, con los resultados ya conocidos, y esta iniciativa pretende hacer lo mismo con el próximo gobernador, y aunque dudo mucho que pase, creo que al abrirse la posibilidad podría existir algún tipo de presión social para que así ocurra, sobre todo cuando se habla de la reducción de los gastos en campaña.

Seguramente personajes como, Leticia Herrera, Jorge Salum,  Esteban Villegas, José Ramón Enríquez, Gonzalo Yáñez y Manuel Espino, entre otros, estarán visualizando en este momento un “plan B” en dado caso que esto se apruebe, ya que tendrían que re direccionar sus baterías hasta más adelante para buscar llegar y mantenerse en el poder los seis años. Lo que estará interesante saber es quién levantaría la mano tan solo por dos años, porque en términos administrativos y prácticos sería un Gobierno de transición.

Twitter: @Quetzalh