Por: Quetzal Herrera

Al parecer el Gobierno Federal está tomando el tema de la seguridad bajo otra perspectiva, y de acuerdo a la anunciado por el presidente López Obrador, mediante la expedición de un decreto por el que se ordena a las Fuerzas Armadas de nuestro país coadyuvar en las tareas, que hasta este momento estaban desempeñando los elementos de la Guardia Nacional; con esta determinación solo el gabinete de seguridad sabrá los motivos reales de esta modificación en la estrategia que ahora mantendrá a afectivos del Ejército Mexicano, de la Fuerza Aérea y de la Marina en las calles, pues quizá la Guardia ha quedado a deber en los resultados obtenidos, o será que el objetivo es complementar lo que se ha hecho, incluso previendo un incremento en los índices delictivos del fuero común en los próximos meses derivado de la crisis económica en la que entraremos.

Me parece que la Guardia Nacional ha tenido tres aspectos negativos que le han impactado en el reconocimiento por parte de la sociedad; el primero de ellos fue un video que se viralizó donde se observa a elementos de esta corporación extorsionando a un presunto delincuente en Ciudad Obregón, en el estado de Sonora, imágenes que le han dado vuelta al país y que ha evidenciado que si bien la inmensa mayoría de quienes la integran no tienen esas actitudes, sí dejan mal parada a una naciente área que se supone debiera vigilar la seguridad de los mexicanos, por unos cuantos lamentablemente la llevan todos.

Otro de los aspectos que también han impactado a la Guardia Nacional, y que incluso ya existe una investigación por este comportamiento, fue la fotografía donde algunos elementos degustan los alimentos con personas identificadas como “huachicoleros” en el estado de Puebla; lo que generó también una andanada de críticas a esta institución, y donde a pesar de lo que se filtró vía redes sociales, fue el propio gobernador del estado poblado, Miguel Barbosa, quien señaló que habría de interponer una denuncia, pues dichos efectivos comían con “personajes controvertidos”.

Un tercer y último escenario que a mi parecer también ha influido en la expedición del decreto que “militariza” al país, ha sido la poca respuesta que han tenido para reclutar elementos principalmente provenientes de la sociedad civil, pues si bien es cierto el inicio de esta corporación fue con efectivos castrenses y de la policía federal, la meta que se supone alcanzaría para el próximo año sería de 50 mil, misma que estaba dividida en tres años; en el 2019 sí se registraron los 21 mil 170 elementos que planearon, para este año iban por una cantidad similar y al parecer no se alcanzaría, y para el 2021 el cierre sería con siete mil 660 efectivos. Quizá la “canasta” quedó muy arriba y lo ideal era una planeación de incorporación ahora sí que más lenta pero con mejores resultados.

Creo que no podemos hablar de resultados negativos en materia de seguridad si corporaciones como la Marina están en las calles, pues es una de las mejores evaluadas por la sociedad, lo que sí se debe considerar es el respeto a los derechos humanos y que su actuar quede bien definido, pues desde mi parecer la intención es la disminución en el índice de asesinatos que se han registrado en el país, pues hasta la fecha estamos por arriba de los 46 mil desde que López Obrador asumió la Presidencia; por lo que esta modificación en la estrategia esperemos traiga buenos resultados.

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