Por: Quetzal Herrera

La contienda por los espacios en disputa para San Lázaro y el Congreso del Estado va tomando diversos  matices, pues cada partido desde su trinchera ha ido trabajando tanto por sacar a los perfiles que habrán de contender en las urnas, como los mensajes que se irán dando, principalmente en este periodo de intercampaña donde no se pueden hacer llamados al voto, y derivado de ello existen también señales confusas de los términos en los que, en el caso de las alianzas, habrán de trabajar en conjunto, llámese la que forman el Revolucionario Institucional con Acción Nacional y el de la Revolución Democrática, como la conformada por Morena, Partido del Trabajo y el Verde Ecologista.

En el primero de los casos, no se puede negar que han sabido incrustar en la agenda política y mediática situaciones como la visita de Lety Herrera a la sede estatal del PAN, cuando solicitó su registro su amiga Gina Campuzano, y también lo ocurrido con algunos candidatos como la ya mencionada, Javier Castrellón, María Elena González y Antonio Ochoa, al directivo estatal del PRI, pues en ambos casos se motivaron opiniones encontradas respecto a la forma en que se trabajará desde “Va por Durango”; pero a pesar de ello el contraste termina generando también algunas dudas, pues no se conoce el alcance que esta alianza estará teniendo, y una muestra de ello es la postura que han tomado los propios regidores del tricolor al seno del cabildo capitalino, incluso por palabras del propio David Payán, quien afirmó que a pesar de esta unión ellos tendrían que ser coherentes en las decisiones por el bien de la ciudadanía.

Quizá uno pudiera pensar que “de facto”, en el caso de los diputados locales y regidores del Revolucionario Institucional, deberían estar del lado en la toma de decisiones tanto del Gobierno estatal como el de la capital, pues ello se traduciría que durante la contienda se supone que una de las armas que la alianza “Va por Durango” tendrá, es precisamente posicionar acciones en beneficio social, tal como lo hará el Gobierno federal, por lo que acompañar estas acciones pudieran entrar dentro de lo normal que se entendería entre estos acuerdos; porque si bien en los partidos que la integran existen militantes que aún no están del todo convencidos de esta alianza, lo cierto es que deberán existir más coincidencias en este época electoral.

En el caso de la alianza entre Morena, PT y el Verde, tampoco se ha visto con claridad cuál es el alcance que habrán de tener, pues quienes hasta este momento han mostrado un trabajo al interior en torno a la unidad, son precisamente los morenos, pero hasta este día no se ha visto nada en concreto con los otros dos institutos políticos; por ejemplo, ¿Quién llevará la “batuta” en cuanto a la integración de una estrategia electoral, política y mediática?, porque se trata de aglutinar mensajes que vengan desde Palacio Nacional para desdoblarlos en territorio; además será interesante saber el proceder ya en campaña entre una parte importante de petistas que no se expresan bien de la administración del doctor Enríquez, y que hoy la situación político los sitúa en un mismo rumbo; será interesante ver cómo se construye un trabajo en equipo.

De los acuerdos que se establezcan en ambas alianzas dependerá en gran medida las posibilidades de triunfo, porque uno de los aspectos básicos será el de ligar el discurso con los hechos, y si proyectan una imagen de unidad, desde luego deben trabajar en los hechos hacia la misma ruta, eso será determinante.

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