Por: Quetzal Herrera

Tal parece que el movimiento que llevó a López Obrador a la Presidencia de la República, y que se convirtió en un partido político, no deja de sorprender con la serie de conflictos internos en lo nacional y local, pues a pesar de que se realizó el pasado domingo un congreso nacional extraordinario, el próximo mes habrán de iniciar en forma la carrera por la dirigencia nacional, donde existen cuatro aspirantes a encabezar las acciones de un instituto político que ha ido abandonando de manera paulatina la posibilidad de consolidarse como una opción electoral en próximos procesos y buscar mantener sus postulados por más tiempo ejerciendo el poder; es normal que traigan una ruta muy distinta  a la que deberían emprender.

Ante ello, me parece que en este momento existe una brecha muy grande entre el Gobierno y Morena, pues a pesar de que el Presidente ha mostrado su inconformidad con el proceder del partido que fundó, ahora todo parece indicar que estaría buscando otras opciones o fuerzas políticas que hagan esa labor que se ha abandonado, y recaería principalmente en dos nuevas organizaciones que están a nada de convertirse en partidos políticos, el caso de Redes Sociales Progresistas, ligadas a la labor que se hace desde el magisterio y el grupo que encabeza Elba Esther Gordillo; y a través de Fuerza Social por México, quienes representan su base principal en los trabajadores del país y que en ambos casos de manera automática tienen operatividad a nivel nacional por las propias características de los militantes y simpatizantes de estas actividades, y ha quedado de manifiesto desde el año pasado con la celebración de las asambleas que el Instituto Nacional Electoral (INE) les pide como requisito para acreditarlos como partidos.

Estos partidos, además de justificar la razón de su creación en este sistema multipartidista que tenemos, una vez consolidándose deben ser esa voz que en Morena se apagó por intereses personales y de grupos, desde luego no están exentos de que les pueda ocurrir lo mismo, pero de entrada los personajes que se visualizan en lo nacional y local, son políticos con oficio, que han transitado en importantes trayectorias, en otros partidos. Deberán ser el hilo conductor de López Obrador para llegar a cada rincón con su Cuarta Transformación (4T), y desde luego buscar solos o en coalición el mayor número de espacios en la renovación de la Cámara de Diputados Federal, y ser ya en la realidad una verdadera opción.

Difícilmente las huestes morenistas darán un viraje a su comportamiento, incluso cada día se les complica más salir bien librados de acusaciones y señalamientos como los vertidos por el diputado Porfirio Muñoz Ledo, quien ha manifestado su inconformidad en los procesos que lleva a cabo Morena, porque a pesar de que han tratado de desacreditarlo, nadie podrá negar que su lealtad al Presidente está por encima del partido que lo llevó a ser legislador, pero sabe que de mantenerse ahí sería, como lo ha mencionado, permitir que se haga lo mismo por lo que renegó y salió del Revolucionario Institucional en su momento. Esas voces mediáticas le hacen falta a la 4T y desde el partido no lo han entendido por esa falta de oficio para generar percepción, porque hay que recordar que en política, la percepción es realidad; para bien o para mal, pero es un tema que se debe tratar.

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