Por: Quetzal Herrera

 Como lo hemos venido expresando en otras colaboraciones en este mismo espacio, el mayor reto que las alianzas están teniendo para salir a obtener la victoria el próximo 6 de junio, radica principalmente en los procesos de selección internos que vayan a tener los partidos que las conforman, pues de ello dependerá que las y los abanderados tengan trabajo en territorio, que estén bien evaluados, pero sobre todo que le den un rostro distinto a lo que se pretenda comunicar, perfiles que se mantengan en la agenda política y mediática, pues de lo contrario tanto por las características de la elección intermedia, como del poco tiempo para hacer campañas, quienes no tengan estas cualidades básicas sin duda tendrán que “remar contra la corriente”, y con el riesgo que ello implica de no obtener la victoria.

Llama la atención en primer término, y como ejemplo, lo declarado ayer por los regidores capitalinos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Daniela Soto y David Payán, quienes afirman que se sienten utilizados por su instituto político, y que a pesar de no contemplar la salida del mismo, dejan ver que las negociaciones al interior del tricolor no los consideran para llegar al Congreso del Estado; incluso la edil fue más allá, porque sin decir nombres aseguró que hay perfiles que serán candidatos este año que incluso ya lo habían sido cuando ella “ni siquiera había nacido”. Afirmación que independientemente de quién se trate, habla de la inconformidad de su militancia por el rumbo que está tomando este partido, y de confirmarse lo que hasta hoy son rumores, pocos espacios habría para nuevos talentos que han surgido en los últimos años.

La apuesta de los partidos, también lo hemos argumentado, no debe recaer desde nuestro punto de vista en grupos o sectores que militen en los partidos que integran las alianzas, sino en candidatos que bajo un exhaustivo análisis sean capaces de crear una sinergia social, pensando en que las formas de hacer campañas serán totalmente distintas, porque se deberán usar herramientas nuevas para construir puentes de comunicación con la sociedad; abanderados que tengan un perfil político que conjugue una verdadera representación entre los institutos políticos que integran estas alianzas, pensando en que saldrán a una “batalla” electoral nada sencilla, que en cada rincón del estado habrá que convencer del por qué son la mejor opción, con energía suficiente para aguantar una carrera que será agotadora.

La alianza donde participan Morena y el Partido del Trabajo para las candidaturas a diputados federales, tampoco está exenta de que al interior suceda algo similar, porque por un lado el partido que fundó el Presidente tiene mucho trabajo por realizar en cuanto a la organización de sus procesos, lo que llevará también a que los distritos que les corresponde tengan algunos roces entre grupos que apoyen a algún candidato; y del otro lado el partido de la estrella tendrá que apostarle también a perfiles nuevos que le ayuden en la construcción de una nueva generación de cuadros, pues en este rubro aún se carece de rostros frescos. Aquí también entrará el factor Enríquez, pues los cuadros afines al galeno se han inscrito en diversas posiciones en lo local y federal, y de su relación con Mario Delgado veremos hasta dónde le da para imponerse por arriba de los “morenos” locales y del propio Gonzalo.

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