Por: Quetzal Herrera

Uno de los temas que está marcando la agenda en nuestro estado, es el hecho de que las instituciones educativas particulares tengan la posibilidad de regresar a las clases presenciales, incluso ayer el propio gobernador, José Rosas Aispuro Torres, señaló que si se otorgan las garantías de seguridad y prevención para los estudiantes, él no tendría inconveniente en que se regrese a esa modalidad, dejando con este mensaje la responsabilidad en dichas instituciones, por lo que seguramente comenzará una evaluación para determinar la conveniencia del mismo.

Hasta este momento la Secretaría de Educación a nivel federal ha expresado que el regreso de manera presencial deberá hacerse cuando el semáforo epidemiológico esté en verde, o bien que las autoridades estatales lo determinen, y en el caso de Durango al encontrarnos en color amarillo, y bajo la condicionante expuesta por el jefe del ejecutivo estatal de cuidar la salud de los estudiantes, maestros y personal administrativo, es quizá una de las decisiones más complicadas que deberán tomar al seno de las escuelas privadas, pues no se puede flaquear en cuanto se aperturen estas instituciones, porque deberán mantener estas medidas hasta que las condiciones lo permitan, de no ser así me parece que el riesgo es mayor.

Incluso una alternativa que han manejado algunas escuelas privadas es a través de una modalidad híbrida, que bajo esquemas preventivos de salud e higiene solo una parte de la comunidad estudiantil puede regresar a las aulas, y la otra continuar de manera virtual, y lograr una rotación de un grupo y otro; porque la totalidad de los alumnos parecería un tanto arriesgado incluso por las condiciones de incertidumbre que aún se viven derivado de que las vacunas no terminan de llegar a nuestro país. O buscar lo que en este momento se realiza en el estado de Campeche, quienes ya están en semáforo verde, bajo el desdoblamiento de una  estrategia para considerar vacunar a los maestros de esa entidad.

Desde luego que tanto la modalidad presencial como la híbrida tendrían siempre sus riesgos, si consideramos que existe personal docente catalogados como personas de riesgo, y nada asegura que algún alumno pueda llevar el contagio hasta el salón de clases; de igual forma a los papás y en ciertos casos los abuelitos, que también participan en ir a recoger a los alumnos de las escuelas, pudieran tener altas posibilidades de contagio. Es decir, me parece que no están dadas las condiciones para que exista ese contacto ni en las instituciones públicas ni en las privadas, de hacerlo lo más seguro es que el número de contagios se incremente de forma exponencial.

Si bien por salud mental, tanto los niños como los padres de familia, desean ya esa interacción a la que estábamos acostumbrados, también es una realidad que las cosas no podrán ser iguales previo a esta pandemia, todos debemos adecuar nuestros estilos de vida, y en el caso de la educación lo más factible seguirá siendo anteponer la salud y el cuidado del sector académico mientras no haya un avance importante en la vacunación, y donde quizá pudiera ya considerarse las clases presenciales o híbridas sería para el ciclo escolar 21-22, que es para cuando, según el gobierno federal, las cosas vayan encaminadas a la inmunización de la gran mayoría de los mexicanos, el riesgo no vale cualquier vida que pudiera perderse.

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