Por: Quetzal Herrera

Parece que la tensión entre el Gobierno Federal con los gobernadores de la llamada “Alianza Federalista” va subiendo de tono, derivado a que en una declaración del Presidente en las clásicas mañaneras en la que lanzó algo así como un reto a los integrantes de dicha alianza para que sometan en sus respectivas entidades a una consulta ciudadana, el hecho que han propuesto para salirse del Pacto Federal, y quien ya le tomó la palabra fue el ejecutivo de Jalisco, Enrique Alfaro, quien desde ayer según informó ya estaría haciendo lo necesario para “tomarle la palabra” a quien despacha en Palacio Nacional, acción que probablemente tendrá eco en otros estados.

Me parece que nadie gana con este tipo de posturas de ambos lados, si bien los gobernadores han externado su molestia por el trato que la Federación les otorga al momento de pedir que bajen los recursos, que las propias entidades recaudan, con justa razón tratan de ejercer esta presión porque no existe otra alternativa, los gobiernos estatales y municipales dependen financieramente de lo que la Federación les envía de acuerdo al Pacto Federal, y no contar con ese ingreso ahorca sus finanzas, y desde luego que López Obrador necesita también realizar el trabajo coordinado con todos los gobernadores del país, independientemente del color, creo que los puentes del diálogo no deberán romperse en ningún momento, y para eso la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, jugará un papel importante en este sentido, pero no se le ha visto con presencia constante.

Por otra parte, el desplante que externó también el Presidente, al asegurar que reunirse con ellos sería solo porque quieren usar la “investidura presidencial”, fomentará aún más la deteriorada relación, porque finalmente y muy a pesar de los tiempos electorales, cuando no existe armonía para el trabajo coordinado, los resultados impactan directamente en la polarización de nuestro país, donde no debemos aspirar a que la lucha de fuerzas en las cúspide del poder se traduzca en animadversiones sociales, porque el siguiente paso es la violencia política a donde muchos desearíamos no atravesar. Desde luego el Presidente tendrá sus razones para actuar de esta manera, porque también sabe lo que está en juego en las elecciones del próximo año.

De una u otra forma, los ciudadanos seríamos quienes perdemos con este tipo de “desencuentros”, porque de entrada nos ubican en el centro del debate al dejar que quienes decidan seamos nosotros cuando la sociedad en general pedimos respuestas a las innumerables necesidades que existen en el país, y más en este momento de emergencia nacional por la pandemia, cuando las prioridades principales es tener el sustento que permita a millones de familias no solo mantener la salud, sino el alimento diario a través de la generación de fuentes de empleos, porque lamentablemente no está cerca el término de esta emergencia sanitaria, y menos con la alta movilidad que mantenemos en el caso de Durango.

Las “vencidas” nunca han sido una ruta hacia el desarrollo de los pueblos, por el contrario, debilitan las posibilidades de buscar mejores niveles de vida de la población; por lo que desde este espacio deseamos que estos desencuentros, independientemente de quién tenga la razón, lleguen a su fin y el único esfuerzo que se haga, sea por México.

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