Por: Quetzal Herrera

Todo parece indicar que el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está decidido a lograr su reelección a cualquier precio, por encima incluso de otros países, principalmente latinoamericanos, como el nuestro, ya que su estrategia ha generado un par de acciones que han dejado por un  lado luto en ocho familias mexicanas y en otras de carácter económico que también viene a impactar con el desarrollo de otras naciones que en gran medida dependen de lo que ocurre en territorio estadunidense.
Es claro que como sociedad hemos asumido un rol que no nos corresponde, al hacer «nuestros» discursos políticos que fomentan el odio, el racismo y clasismo en países como Estados Unidos, y hay quienes en su fanatismo nacionalista toman esa bandera y generan masacres como la ocurrida el sábado pasado en la ciudad fronteriza de El Paso, Texas; como sociedad rechazamos este tipo de acciones que terminan con vidas humanas inocentes y todo se desprende de una forma de gobernar -de Trump- con miras a buscar la reelección como Presidente del país más importante del mundo, quienes no han atacado de manera frontal el acabar con la venta de armas y municiones a «diestra y siniestra», lo que provoca funestos resultados como los ocurridos el fin de semana.
El Gobierno mexicano debe ser enérgico al pedirle cuentas a Estados Unidos a nivel internacional, pues si bien el canciller, Marcelo Ebrard Casaubón, fue enfático en señalar que se irán por la vía legal como un atentado terrorista, así como la solicitud de extradición del posible responsable, esta postura deberá permanecer los siguientes días, pues a pesar de la dependencia que México tiene con el vecino país del norte, también se debe ser claro en cuanto a que otros países latinoamericanos también están expuestos al humor con el que amanezca Donald Trump, y basan, en gran medida, sus decisiones políticas y económicas con respecto a lo que sucede en norteamérica.
Aunado a lo anterior, las decisiones que ha tomado el Presidente estadunidense con respecto a los aranceles del 10 por ciento a los productos chinos que entren a su territorio, ha generado una respuesta no muy grata a nivel internacional, pues China ha anunciado que en los próximos días generarán una devaluación de su moneda, el yuan, a su nivel más bajo, por lo menos en los últimos 11 años, lo que por un lado se había ya anunciado como una guerra comercial entre estos dos países, ahora los asiáticos le abonan más a este conflicto con una guerra de divisas, y los especialistas advierten que tendrá importantes consecuencias, por lo que Estados Unidos ya dejó en claro que es una decisión contraria a lo que establecen las normas mundiales en la materia.
Esto impacta también en gran medida en nuestro país y desde luego en latinoamérica, pues estamos en medio de los dos principales importadores de productos, Estados Unidos y China, a estas naciones, y el hecho de reducir el valor del yuan, generaría que monedas como el peso mexicano o el real de Brasil pierdan valor, sobre todo cuando se habla de quienes exportan a China; y con ello habría también pocas alternativas de un crecimiento en esta región de habla hispana. De tal forma que estas acciones tampoco son una buena alternativa como estrategia de campaña para el republicano, Donald Trump.