Por: Quetzal Herrera

La política exterior en la presente administración federal ha sido un referente en la conducción de las relaciones con otros países, ya sea para bien o para mal, pero desde los señalamientos por el respaldo al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, hasta las negociaciones hechas con Estados Unidos para evitar el cobro del arancel a los productos mexicanos, este rubro deja en claro la mentalidad del jefe del Ejecutivo, Andrés Manuel López Obrador, quien muy a su estilo marca una agenda que en muchas ocasiones creo que sí deberá reconsiderar, como el hecho desafortunado de anunciar que no acudirá a la Cumbre del G-20, a desarrollarse este viernes y sábado en Osaka, Japón, donde sólo acudirá una delegación de nuestro país.

Esta cumbre que aglutina a 19 países y una representación de la Unión Europea sería la primera que le corresponderá a la administración de López Obrador, ya que la anterior que se desarrolló en Argentina, coincidió precisamente cuando asumiría el cargo, ya que fueron los días 30 de noviembre y 1 de diciembre del 2018, razón por la cual este encuentro sería la primera oportunidad de nuestro Presidente de reunirse con los jefes políticos más importantes del hemisferio, pues México tiene la fortuna de estar al lado de países como Estados Unidos, China, Japón, Alemania, Rusia, Arabia Saudita, Argentina Turquía, Brasil, India, Australia, Canadá, Indonesia, Corea del Sur, Francia, Italia, Sudáfrica y Reino Unido, y sin duda compartirían, como cada año que se realiza la cumbre, nuevas estrategias en materia de seguridad, cambio climático, nuevas alternativas energéticas, entre otros temas de los cuales nuestro país no debe quedar aislado.

Si bien se afirma que México tendrá una representación, seguramente encabezada por el canciller, Marcelo Ebrard, sin duda se envía una mala señal en cuanto a la prioridad que significa dicho encuentro, pues nada se compara que acuda un grupo de especialistas en distintos rubros, si no acude el jefe del Ejecutivo, el encargado de la administración de nuestro país, quien toma las decisiones, mostrando un rol de apertura a políticas públicas aplicadas en otros países y que pudieran replicarse en nuestro territorio nacional, sin menoscabo de la soberanía, pues basta recordar que esta cumbre representa la participación de los Gobiernos que aglutinan el 66 por ciento de la población mundial, y el 85 por ciento del producto bruto; en resumen, no es cualquier cumbre.

Hay quienes mencionan que prefiere quedarse al informe que dará el próximo 1 de julio en el Zócalo capitalino, al que ha convocado en conmemoración del primer aniversario de su triunfo del año pasado; y no es que esté mal, de ser cierta esta afirmación, pero me parece que ambas cosas debieran estar en la agenda de López Obrador, vamos, me gustaría que tuviera un mismo criterio para los asuntos en los cuales puede ayudar a México en su relación con otros países, a su estrategia política interior, la cual se respeta y desde luego que está en su derecho, pero ojalá todo fuera igual de importante.

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