Por: Quetzal Herrera 

Quizá en el planteamiento estratégico de los entes de Gobierno, podrán existir asuntos que pueden esperar cierto tiempo, sobre todo los proyectos de infraestructura, pero donde no se deben escatimar recursos económicos y humanos es en lo relacionado a la salud, pues tanto las medidas preventivas como de atención a enfermedades deben ser tema central en la implementación de sus políticas públicas, sobre todo con los sectores más vulnerables que dependen al cien por ciento de la atención que les pueda brindar el Gobierno a través del sector salud, así como de los las instituciones como el IMSS y el ISSSTE.

En México esta asignatura precisamente aún carece de la fuerza que debiera tener ante la sociedad, ya que de entrada para el ejercicio fiscal del presente año hubo una reducción de medio punto porcentual en relación al año pasado, ya que se asignaron en el 2019 un total de 597 mil millones de pesos, sin embargo lo ideal sería que la dependencia a cargo de Jorge Alcocer solicitara más recurso y desde luego mejor aplicado, pues a pesar que el mayor monto se aplica a sueldos, ya en el terreno social no se ve reflejado con mayor personal en las distintas zonas del territorio nacional, con menor probabilidad claro está, si hablamos de construcción y equipamiento de hospitales y clínicas. Por lo que se hace urgente que se asignen por lo menos un 20 por ciento más de presupuesto, claro sin promover más impuestos a las familias mexicanas.

Algo que tiene a la sociedad preocupada es lo relacionado a la carencia de vacunas en los centros médicos, pues de entrada a pesar que existe una alerta en materia de brotes de sarampión, el sector salud en México no cuenta con estas vacunas, y desde luego todo se traduce directamente a los estados, quienes dependen en su totalidad de que la Federación les otorgue las herramientas necesarias en materia de prevención, como este caso en específico. El Gobierno federal tiene aún la oportunidad de evitar una crisis en esta materia, se debe estar trabajando ya en una estrategia para evitarla y de una u otra manera generar certidumbre en las familias mexicanas, pues creo que no se deben descobijar programas de atención en cuanto a la salud, por la promoción de programas sociales de entrega de apoyos directos, quizá ambos necesarios, pero sí que estén considerados en las proporciones que cada uno tiene.

La ya casi aprobación del Instituto Nacional de Bienestar, lo que antes era llamado como el Seguro Popular, tendrá un gran reto al entrar en operación, pero será también importante que todo se haga en coordinación con los estados y municipios, pues quienes tienen  un análisis de la situación real de todas las regiones del país son los propios gobernadores y presidentes municipales, pues no se puede pensar en llevar a cabo acciones en materia de salud de manera unilateral, si en verdad se quieren ver resultados, se hace necesario este trabajo en equipo. Dicho Instituto deberá perfeccionar las reglas de operación en la compra y distribución del medicamento, si bien es un acierto acabar con la corrupción en este sentido, también se deberá justificar lo que se haga al verse reflejado en que siempre exista producto disponible.

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