Por: Quetzal Herrera

Quizá uno de los personajes políticos más polémicos en la historia de nuestro país es sin duda Manuel Bartlett Díaz, quien en su extensa trayectoria, desde sus inicios en el Partido Revolucionario Institucional, hasta el día de hoy, como director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), ha estado envuelto en situaciones que poco le abonan a pasar a los archivos de nuestra patria como un soberano defensor de los intereses ciudadanos, por el contrario ha dejado muy mal sabor de boca donde ha pisado, incluso será por esa forma de actuar que los priistas no lo legitimaron para ser su abanderado presidencial en el año 2000, frente al ganador de esa contienda interna, Francisco Labastida Ochoa.

Fiel a su estilo, y ya en la presente administración de Andrés Manuel López, el exgobernador es uno de los “brazos operadores” del Jefe del Ejecutivo para “limpiar” de corrupción a la CFE, según lo ha manifestado el propio Presidente, es decir, le tiene toda la confianza no sólo para desempeñar el cargo y llevar a cabo esta tarea, también le manda un mensaje de respaldo a la decisión tomada para que lleve las riendas de dicha dependencia. Luego de las investigaciones que se han filtrado, primero de las casas que están a su propiedad o a nombre de sus familiares, desde ayer se le suma a la lista una relación de 12 empresas en las que tiene participación de manera directa e indirecta, lo que lo vuelve a poner en la mira mediática y política, claro, como ha sido su costumbre en su acaudalada trayectoria.

Aquí es donde vamos a ver hasta dónde López Obrador podrá mantenerlo en su encargo, de resultar ciertos esos señalamientos, pues no se puede hablar de combatir de manera frontal la corrupción, cuando tiene en su equipo de trabajo funcionarios que ocultan la información; porque hay que dejar claro que quizá con lo extenso de su vida como funcionario le ha alcanzado para crear esas empresas y casas, o quizá más cosas, puede adquirir eso y más, aquí el asunto es que no lo tiene declarado, lo que lo hace más sospechoso con su actuar, ya que si bien de las 12 empresas señaladas, 10 están repartidas en igual número entre su pareja y su hijo, y sólo en dos aparece su nombre, tiene la obligación de declararlo, pues según la instrucción y el ejemplo de su Jefe se basa en eso.

Otro aspecto que no se puede descartar es que posiblemente desde el poder se esté filtrando esta información, mediante la cual llegue un momento en el que el Presidente tenga que darle las gracias, y alegar el pretexto que fue la presión política, social y mediática, las que le obligarían a tomar una decisión de esa naturaleza, argumentando incluso que hasta donde fue posible la defensa desde “las mañaneras” lo hizo. Hay que recordar que en política nada es obra de la casualidad, porque hay quienes pueden argumentar que no sería esta estrategia a través de Carlos Loret de Mola, pues precisamente se supone que desde el Gobierno se palomeó su salida de Televisa, ¿y quién dice que todo pudo estar orquestado así para poder generar ese contrapeso que necesita López Obrador para hacer movimientos?, o, ¿de qué otra manera podría tan solo darle las gracias?, esa es la cuestión.

Twitter: @QuetzalH