Por: Quetzal Herrera

Este día se conmemora el primer aniversario del triunfo del ahora presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien luego de dos procesos previos en los que no logró su objetivo, y fue hasta el año pasado cuando su movimiento tuvo el respaldo en las urnas de más de 30 millones de mexicanos que decidieron con su sufragio dar un viraje al rumbo de nuestro país; a lo largo de estos 365 días de esa victoria de Morena, y con medio año de la presente administración federal, muchas han sido las lecciones que está dejando a su paso esta llamada “Cuarta Transformación”.

En el terreno político la primera lección se desprende del hartazgo generalizado en nuestro país hacia los partidos tradicionales que con su actuar se ganaron un enorme rechazo de la sociedad, y vieron hace un año una opción más allá de los partidos, y le apostaron a un personaje como López Obrador, que representaría terminar con la corrupción, quien generaría esperanza en el bienestar de las familias en lo económico y en materia de seguridad; un movimiento que inició hace algunos años finalmente vio cristalizado su propósito; así, tanto el Gobierno anterior como el Instituto Nacional Electoral (INE), generaron en su momento esa certeza  que el voto de los mexicanos habría de respetarse, a pesar de cualquier señalamiento contrario. Por lo tanto, hace un año estuvimos frente a un proceso que generó un triunfo inobjetable, y desde ese momento comenzaron a mandarse las señales de lo que sería su actuar.

Este triunfo delimita con una línea muy delgada dos escenarios, por un lado la posibilidad que los mexicanos podamos seguir confiando en este sistema político mexicano, cada vez más deteriorado, o por otro lado comprobar que la política está cada vez más lejos de una verdadera participación ciudadana, y creo que esto va más encaminado a la segunda opción, ya que se vio reflejado en la poca votación en los seis estados en los que hubo elecciones el pasado 2 de junio; en este sentido la lección estaría encaminada a que como mexicanos nos preocupemos más por investigar a fondo la viabilidad en las propuestas de los candidatos, para de esta manera definir qué proyecto se apoyaría, desde luego a partir de ahora me parece que un discurso que señala, denosta y divide a la sociedad, no necesariamente representa la solución a nuestros problemas como país.

Este triunfo de hace un año también debe generar una importante lección para el partido en el poder, pues Morena como movimiento ha representado diversos intereses personales y de grupos al interior, sin anteponer la unidad ante los procesos que se han vivido, en el caso de la elección en Monterrey, en el 2018, y la elección de este año, en la que en cada estado, incluso en los que ganaron, hubo diferencias entre quienes buscan tener el control de las decisiones; sobra decir que así ocurrió en nuestra entidad, y derivado de eso quienes salieron como candidatos lo hicieron muy tarde y con mucho desgaste generado desde el interior de su instituto político; por lo que de aprender la lección, tienen la obligación de que quienes estén al frente tanto del partido, como de la superdelegación, hagan un trabajo en conjunto, ya que de no haber cambios, pues seguirán obteniendo los mismos resultados.

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