Por: Quetzal Herrera

Finalmente se llevó a cabo la tan esperada Consulta Popular organizada por el Instituto Nacional Electoral (INE), donde quedó en evidencia que cada ciudadano, bajo el libre albedrío, expresó su opinión de distintas formas, porque más allá del resultado me parece que hubo quien asistió y votó por el SÍ, también quien eligió el NO, pero lo que quizá suene más fuerte sea el porcentaje de personas que decidieron no acudir, expresando con ello el rechazo a lo que desde Palacio Nacional se promueve para enjuiciar a los expresidentes de México, a pesar de que la pregunta plasmada en las boletas, además de ambigua, señala no solo a quienes en el pasado hayan cometido algún ilícito en la función pública, sino que también a quienes lo hagan en el presente y en el futuro.

Más de 500 millones de pesos fue el recurso destinado para que el INE organizara esta consulta, que a decir de varias personas que sí acudieron a las mesas receptoras, la organización y el despliegue que hizo el árbitro electoral fue el correcto; incluso me atrevo a señalar que la difusión fue uno de los puntos en la agenda de los consejeros electorales, por lo menos lo que me tocó ver en el estado, porque sin el afán de incidir en el objetivo de la pregunta que se hace, para el instituto también representó un desafío esta organización, pues se dio en medio de posturas políticas ajenas el trabajo logístico de dicho instituto.

Dos declaraciones han llamado mi atención, que se dieron previo a la jornada de la consulta, la primera de Citlalli Hernández, secretaria general de Morena, quien aseguró que sería responsabilidad del INE si las cosas no salían bien, con poca participación; así mismo, del dirigente nacional de este instituto político, Mario Delgado, quien afirmó que independientemente de los resultados de la consulta, se iba a integrar, de todas formas, una comisión especial para investigar a los expresidentes, la pregunta sería entonces del por qué hacerla si de todas formas se ha vislumbrado iniciar algún procedimiento en contra de quienes en su momento fueron los representantes del Ejecutivo a nivel nacional.

Llamó la atención que desde hace algunos días, el presidente López Obrador asegurara que no participaría en dicha consulta, situación que aprovecharon, quienes impulsaron el hecho de no asistir a votar, como una “bandera” justificando que ni él lo haría; pero lo que es cierto es que tan solo el hecho de pensar en el costo que representó esta organización, creo que debió existir más compromiso de otras instancias, no solo del instituto, en la promoción de dicha consulta, porque era importante dividir lo político de lo que representó la consulta, es decir, debió quedar más claro que esto es una parte del poder que la opinión de los mexicanos tiene, pues es la primera consulta organizada a ese nivel, especialmente operada por el INE, y no dejarnos llevar solo por posturas ideológicas partidistas, pues el NO también era voto, expresado en una boleta, es la diferencia.

En lo personal no me tocó ver urnas repletas de votos, a pesar de que la impresión de las boletas, si bien más económicas que las tradicionales en una elección constitucional, fue del total de las listas nominales, para que todos pudiéramos llevar a cabo nuestra opinión, y más allá de resultado, creo que debemos pensar en que ganará siempre nuestra opinión, respetando el derecho que cada quien tenemos de elegir libremente.

Twitter: @Quetzalh