Por Quetzal Herrera

Lamentables acontecimientos se suscitaron la mañana de este lunes en la comunidad de Aguililla, en Michoacán, donde hasta ahora han perdido la vida 13 policías, quienes tras imágenes difundidas en varios medios nacionales, los elementos que fueron atacados nunca recibieron el apoyo de otras corporaciones, con el resultado ya conocido. Acción que desde luego no deja de generar ese malestar en la sociedad de cómo o en qué se está actuando para terminar con la violencia en el país, cuál es la estrategia o qué acciones se habrán de implementar, no existe esa generación de tranquilidad por parte de nuestro Gobierno federal, incluso por el contrario, se dio a conocer un comentario de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien con la frialdad de sus palabras, pero a la vez con esa “estocada” que pocos veíamos venir por parte de los funcionarios, afirmó que este tipo de actos violentos son “todos los días y a todas horas”; lo que le ha generado desde luego un sinfín de críticas, pues en pocas palabras no hay resultados concretos por parte de la Federación.

Por su parte, y también mezclando el tema político con una tragedia de esta magnitud, el gobernador del estado de Michoacán, Silvano Aureoles, manifestó con una tranquilidad que sorprende, que “eso pasa cuando los Gobiernos municipales no firman el acuerdo de seguridad”, de entrada como si la inseguridad pudiera frenarse con la firma de acuerdos y compromisos; declaración que deja de manifiesto que las respuestas a los familiares, compañeros y amigos de los elementos fallecidos será en el sentido de responsabilizar a ese municipio por no “firmar un acuerdo”. Esto, señor, va más allá de acciones burocráticas o protocolarias, la seguridad de los mexicanos no debe estar a disposición de acuerdos para que de no realizarse, y suceder una tragedia, echemos culpas sin ton ni son; me parece que el jefe del Ejecutivo estatal debe asumir la responsabilidad que le corresponde, porque incluso en su declaración, ni siquiera una muestra de indignación o consternación ante lo ocurrido; creo que la política y el poder puedan hacer a estos personajes insensibles a las verdaderas necesidades.

En necesario un trabajo coordinado, y desde luego las corporaciones tendrán que trabajar en unidad, pues se suponía que el Gobierno de López Obrador le apostaría toda su estrategia a la Guardia Nacional, incluso, que desde su momento lo comentamos, el propio secretario de seguridad, Alfonso Durazo, se aventuró a afirmar que prácticamente al día siguiente de la puesta en marcha de la GN, la inseguridad se terminaría en nuestro país, y pues ya vemos que no ha sido así, la razón aún la desconocemos, pero sin duda fueron muy aventuradas sus declaraciones.

Nadie ha dicho que este tema sea una tarea fácil, pues Durango no quedó durante muchos años exento de esta inseguridad, pero siempre ha sido factor la coordinación de los tres órdenes de Gobierno; cuando ello se dé, habrá mejores resultados; pero no dejemos todo en la clásica “declaracionitis” oficial que en nada ayuda a la tranquilidad de los mexicanos, por el contrario, genera más dudas, como lo de Aguililla.

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