Por: Quetzal Herrera

El tema de la prevención en las instituciones educativas debe ser un asunto que no solo preocupe y ocupe a la sociedad y Gobierno cuando existan hechos lamentables como los ocurridos hace días en Torreón, sino que deberá ser incluso una política pública que nuestros gobernantes implementen pero atendido desde todas las aristas que influyen en una verdadera prevención, pues si bien es una acierto la declaración que hizo en su reciente visita a nuestro estado el titular de la Secretaría de Educación, Esteban Moctezuma, quien confirma que la estrategia de la “Operación mochila” se habrá de implementar en nuestro país, desde luego como una de las principales alternativas preventivas y de protección para nuestros niños.

Me consta que a nivel estatal ya se trabaja en una planeación en lo específico para la implementación de estas revisiones, pues existe el interés y participación de directivos escolares, autoridades y padres de familia por trabajar en este sentido; de tal forma que cuidando la privacidad de nuestros hijos una buena medida es que sean los propios alumnos quienes saquen y metan sus pertenencias a sus mochilas con la presencia del personal docente, padres de familia e incluso dependencias encargadas de la protección de los derechos humanos; y con ello tratar de ser uno de los filtros que se desarrollen en las instituciones educativas. Y desde luego la presencia de las representaciones de las sociedades de padres de familia, a través de las y los vocales de cada grupo, les brindará la confianza del proceso no solo al propio alumnado, sino a todos los padres.

En este espacio hemos sido enfáticos en que el primer filtro es en las casas, pues muchas veces como padres desconocemos lo que nuestros hijos tienen en sus mochilas, y en este aspecto se hace muy necesaria una estrategia por parte de los tres niveles de Gobierno para fomentar a través de sus áreas de salud mental, acercamientos y programas dirigidos a las familias en general, pues en la mayoría de los casos los propios niños y jóvenes han sido reflejo de lo que ven en su casa o del entorno que les ha tocado vivir, y lo manifiestan a través de conductas depresivas que los llevan a tomar decisiones poco acertadas, debido a la poca o mala orientación de las que son objeto, por lo que apostarle a este tipo de programas se convierte en un valor social que los gobiernos deben encabezar.

Otro aspecto que me parece destacado es el protocolo de seguimiento a los niños y jóvenes que por cualquier circunstancia lleven consigo armas y objetos en sus mochilas, ya que no solo es el hecho de una sanción y el retirarle éstas, sino que son las principales señales de alerta para que exista un tratamiento permanente para conocer desde el fondo las causas, su relación familiar y social y con ello, a través de un diagnóstico hecho por expertos, se pueda no solo evitar un hecho en el momento, sino sembrar las bases para un cambio en el estilo de vida del adolescente.

Quizá estos asuntos política o electoramente hablando serían poco redituables, por ello el bajo presupuesto que reciben las áreas de salud mental, pero sin duda sería una de las inversiones más importantes de los gobiernos, cuando se tenga una sociedad que además de que puedan acceder a oportunidades, manifiesten conductas con sentido de pertenencia a la realidad que nos ha tocado vivir; sin duda todos debemos poner de nuestra parte.

Twitter @QuetzalH