Por Quetzal Herrera

Graves han sido los señalamientos expuestos por el aún presidente de la mesa directiva del Senado de la República, Martí Batres Guadarrama, contra el coordinador de la bancada de Morena, Ricardo Monreal, a quien no tuvo ningún recato en señalar, a través de sus redes sociales, de que ha sido objeto de persecución y bloqueo por parte del zacatecano para sacarlo de dicho encargo en la cámara alta, hasta el grado de “ensuciar” la votación con la que  buscaba la reelección, pues acusa que hubo legisladores de otros grupos parlamentarios que emitieron su voto.

Claro que el partido en el poder no necesita oposición cuando hablamos que al interior de este instituto político se desatan constantes “choques de trenes” entre grupos que aspiran a tener el control del partido, o en su caso más espacios en disputa para los venideros procesos electorales, pues sienten que aún con la aceptación que mantiene el presidente López Obrador, les alcanzará el aire para llegar fortalecidos a un proceso que marcará un verdadero referéndum para el jefe del ejecutivo en el 2021; incluso los senadores Batres y Monreal comienzan a dividir los grupos para sacar “raja política” e ir encaminándose a ser una opción para el 2024, aunque a pesar  que hay quienes pudieran pensar que falta mucho para eso, en política los tiempos van más acelerados, y el hecho de empezar con tiempo a ganar esos espacios, les permitiría que llegado el momento tengan la fuerza necesaria.

Hasta ayer por la tarde no se había dado a conocer ninguna señal que ponga “en cintura” a los legisladores federales, pues con esto en verdad quien sale mayormente perjudicado es el Gobierno federal, ya que al ser dos elementos fundamentales en el desarrollo de las políticas públicas que buscan implementar a nivel nacional, sin duda los «morenos» corren el riesgo de caer en un desequilibrio político ocasionado por estos enconos, y sería lo más saludable que rápido se apague esta mecha que comienza a arder, antes  que sea demasiado tarde; ya que es una tentación constante entre personajes y grupos que cuando se tiene el poder y legitimidad en esas magnitudes, como las tiene Morena, los intereses salen a flote, sin importar el daño que se pueda ocasionar, y este síntoma lo han tenido los últimos partidos que han gobernado México, y el resultado ya todos lo conocemos, y aquí, de ser el caso, el desmoronamiento partidista vendría desde el interior.

Otro dato que llama la atención de manera importante es el equipo que considera Monreal serán sus aliados dentro del Senado y del propio partido, y es que el grupo que encabeza propuso a quien a partir del mes de septiembre encabezará la mesa directiva, se trata de la senadora Mónica Fernández Balboa, quien es nada más y nada menos que esposa de un expriista llamado Carlos Rojas Gutiérrez, salinista encargado del programa “Solidaridad” que en aquel tiempo fue el programa estelar de Carlos Salinas de Gortari; por lo que la señal es clara, y similar a lo que en Morena se viene ejerciendo, crear alianzas con personajes de todo tipo de creencia política para llegar a la meta; ojalá pronto se ponga orden en este partido, cosa que le conviene al Presidente.

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