Por Quetzal Herrera

Sirvan los hechos ocurridos el pasado domingo frente a la catedral de nuestra ciudad, para hablar entorno a que el ejercicio de la política no deberá ser factor de división entre los duranguenses, ya que es normal que muchos tengamos puntos de vista distintos, pero eso no nos hace enemigos de quienes ejercen también su libre determinación de apoyar a tal candidato, porque en muchas de las ocasiones las pasiones se desbordan al grado de que incluso familias han terminado en riña por estas diferencias.

De los hechos en mención se desprenden muchos señalamientos de ambas partes; del lado de Movimiento Ciudadano han dejado en claro que no le apostarán a la violencia, incluso ellos acudieron a la Fiscalía General del Estado para presentar una denuncia contra los responsables, a quienes negaron categóricos que pertenezcan a su equipo de campaña; sin duda un reacción oportuna por parte de este instituto político, pues ante una situación posible de crisis, lo mejor es responder afrontando los acontecimientos con elementos que se tengan para dejar en claro que en este caso no hay ligas entorno a una agresión por temas políticos.

Es normal que en el cierre de las campañas los ánimos políticos suban de tono, pero no deberá ser a través de provocar división social, y por nuestra parte también es necesario que hagamos conciencia que por mucho vale más mantener una relación familiar y de amistad, por encima de cualquier color político, ya que los procesos electorales tienen un tiempo determinado de duración y ha sucedido que lamentablemente el enojo dura bastante tiempo, en ocasiones de manera definitiva.

De ahí también la importancia que este próximo 2 de junio salgamos a votar, ya que entre más participación exista, más claridad habrá de quien obtenga el triunfo, pues éste deberá contar con un importante respaldo ciudadano traducido en las urnas, mismo que le permitiría gobernabilidad en su actuar al frente de la administración que busque presidir, y no pensar en que pasado el proceso las pugnas continúen sobre todo en los tribunales, acción que seguirá desgastando a esta sociedad cada vez más incrédula en política.

En Durango todos nos conocemos, cuando no nos encontramos un día en algún café o restaurant, nos vamos a encontrar al algún evento social o recreativo, de nada serviría convivir con una sociedad polarizada por los partidos políticos que a la vuelta de la siguiente elección puedan dirimir sus diferencias hasta el grado de ir en alianza, y somos los ciudadanos quienes nos quedamos con ese enojo en casi todos los casos injustificado, porque ha sido por no coincidir en un partido. Claro que hablar de política a todos debe interesarnos, pues de ahí se desprende el rumbo y destino que tendrá nuestra ciudad, pero de ahí a ser fanáticos intolerables, es mucha diferencia.

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