Por: Quetzal Herrera

Esta semana en una de sus clásicas “mañaneras”, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio a conocer que tras un año de preparación, por fin se cuenta ya con el proyecto de Iniciativa por la cual se pretende reformar el sistema de pensiones, mismas que se establecen desde 1997 en la Ley del Seguro Social, y con la aprobación de líderes camerales así como de los principales sindicatos de trabajadores, se prevé que el acuerdo tendrá el respaldo necesario para su aprobación en el Congreso de la Unión; y además de ser uno de los principales proyectos que encabece la Cuarta Transformación (4T), electoralmente hablando representa llegar a millones de mexicanos que dependen de una normatividad que en nuestros días ha quedado rebasada, lo que provocaría de manera inmediata el reacomodo en cuanto a las fuentes de trabajo en nuestro país.

Para quienes no serán ya parte de las afores regidas por la Ley de 1997, de aprobarse este proyecto se habrá de disminuir el número de semanas trabajadas, pasando de 1,250 a 750; el patrón además subirá el porcentaje de aportación de 5.1 por ciento a 13.8 por ciento, además de que se busca elevar la pensión mínima garantizada. Lo anterior provocará que miles de mexicanos que se encuentren en edad de retiro, 60 años por cesantía y 65 por vejez, estén considerando ésta como una opción viable, y me parece que se estarían generando algunos escenarios como una reacción a la propuesta del Ejecutivo.

Por un lado, los trabajadores que decidan dejar sus espacios, en automático estarían generando plazas en sus centros laborales, mismos que seguramente serán promovidos para que los jóvenes profesionistas obtengan la posibilidad para el desempeño de sus aptitudes, y con ello se estaría reduciendo significativamente el número de profesionistas que en muchos de los casos al terminar su carrera no encuentran dónde ejercer, y buscan opciones poco redituables en lo económico, en muchos de los casos jóvenes talentosos que por falta de estas oportunidades ya sea que se vayan de nuestro país para buscar ejercer su potencial, dejando ir talentos que México necesita, o de plano en la desesperación están tentados a caer en vicios que terminan con todas sus aspiraciones.

El otro efecto que provocaría la propuesta es directamente con las personas que decidan hacer valer su derecho a pensionarse si así lo consideran, donde sería bueno conocer de entrada si formarían parte de las cifras de desempleo en nuestro país, porque a pesar de estar recibiendo por lo menos su pensión mínima garantizada, que se pretende llegue hasta los cuatro mil 345 pesos, estarían muchos en edad laboral ya sea primero para buscar otro empleo que les permita incrementar sus ingresos, o considerar la posibilidad del autoempleo, porque habría que reconocer que muchos mexicanos tenemos el ingenio para generar un pequeño “changarrito” desde nuestra casa, llámese taller mecánico, carpintería, tienda, etc.

En términos reales, sería un complemento a los beneficios que pudieran recibir, porque además habría que agregarle que quienes lleguen a la edad de los 68 años estarían recibiendo, por lo menos en lo que resta de este Gobierno Federal, el apoyo dentro del “Programa de Adultos Mayores”, que se entrega a través de la Secretaría del Bienestar. Es decir, de aprobarse estas modificaciones, amén de lo redituable en lo electoral para el partido en el poder, representa en términos generales un relevo generacional en los centros de trabajo, pero sin el propósito de dejar en el desamparo a quienes decidan pensionarse.

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