Por: Quetzal Herrera

Previo a la presentación del cuarto informe del estado que guarda la administración pública estatal, el gobernador José Aispuro Torres dio a conocer tres movimientos claves en su gabinete con el objetivo de enfilarse a sus dos últimos años al frente del CCB, mismos que se supone serán un “revulsivo” al plan de trabajo que se planteó desde el inicio de este sexenio, por lo que los nuevos funcionarios tendrán poco tiempo para tomar las riendas de sus nuevos despachos, pues la dinámica está ya encaminada y habrá retos importantes que afrontar desde el primer minuto en que rindan protesta; la mentada “curva de aprendizaje” deberá quedar descartada cuando ya hay un camino recorrido de poco más de mil 400 días.

El primero de los movimientos anunciados por el Ejecutivo Estatal es en relación a la renuncia presentada por el arquitecto Adrián Alanís Quiñones, de la Secretaría General de Gobierno, y en su lugar llega el exsenador de la República, Héctor Flores, quien tendrá que activar su modo “diálogo” para entablar encuentros con los actores políticos a nivel estatal, pues la nada sencilla tarea de llevar la política interna conlleva ser el principal operador del Gobernador para mantener apertura en la construcción de acuerdos, máxime cuando estamos a unos días del inicio formal del proceso electoral del 2021. Poder transitar política y socialmente depende de la operación que se haga desde esa secretaría, por ello el nuevo miembro del gabinete estatal deberá llegar sin cargar sentimentales partidistas, principal error en el que se podría caer si no visualiza también la importancia del momento en el que nos encontramos; espacio de mucha confianza de Rosas Aispuro y cuando nadie lo esperaba, llega para quien fuera su suplente en la Cámara Alta del Congreso de la Unión.

La salida de Arturo Salazar Moncayo quizá era una posibilidad más probable que la anterior, y quien llega a esa secretaría es un personaje que conoce del tema y que como titular de la Comisión del Agua del Estado de Durango (CAED), su trabajo ha estado ligado a las obras que se han promovido por parte de este Gobierno; el reto que tendrá Rafael Sarmiento será muy importante en los próximos días, pues llega al área encargada del diseño de las obras de infraestructura que se  han anunciado se harán con el crédito autorizado por el Congreso del Estado de los mis 800 millones de pesos, y garantizar también con su desempeño que el mayor número de obras se quede con constructores locales, y con ello fomentar la reactivación económica en Durango, y de ser posible evitar que empresas foráneas se lleven la “mayor rebanada del pastel”.

En el caso de la Secretaría de Desarrollo Económico, era un espacio acéfalo desde hace algún tiempo y solo se ha ratificado a quien estaba encargado del despacho, Gustavo Kientzle, quien sin un nombramiento estaba imposibilitado para operar algunas acciones propias del área, pero sin duda su principal reto será limpiar la mala imagen que el “SedecoGate” dejó a la administración estatal, quizá impulsando nuevos esquemas para el otorgamiento de créditos a comercios locales para promover la reactivación económica. Desde luego ser un puente del Gobierno con la Iniciativa Privada y lo más importante, ser un promotor permanente de nuestra entidad para la instalación de empresas que generen empleos, tarea nada fácil pero no imposible en los siguientes dos años de esta administración.

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