Por: Quetzal Herrera

Emilio Lozoya Austin se ha convertido en la pieza más importante en el ajedrez político que se opera desde Palacio Nacional, pues no es obra de la casualidad que justo un día después de que el candidato presidencial en el 2018 por el Partido Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya, saliera a la luz pública con un video donde afirma que regresa a la escena política, luego de mantenerse alejado durante estos últimos dos años, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda, Santiago Nieto, confirmó que el panista junto con 70 personas más están siendo investigadas luego de una denuncia de hechos presentada por el exdirector de Petróleos Mexicanos (Pemex) durante parte del Gobierno de Peña Nieto.

Y como se pronosticó en este mismo espacio desde la detención de Lozoya, este se ha convertido en el “informante” principal para de acuerdo a lo que declare como testigo colaborador, las investigaciones se vayan hacia donde él señale, y “por coincidencia” Ricardo Anaya tendrá que enfrentar a la opinión pública mientras las investigaciones siguen su curso en esta dependencia de hacienda, así como dentro de la Secretaría de la Función Pública, quien también ha solicitado datos por posibles operaciones con recursos de procedencia ilícita, ya que se habla de que cuando fue Diputado federal, recibió sobornos para aprobar las reformas estructurales del entonces presidente Peña Nieto.

Anaya, quien manifestó su interés de ser un contrapeso político a quien lo derrotó en el 2018, recibió algunas muestras de beneplácito por su incorporación a la vida pública, la semana pasada fue informado que un Juez federal rechazó la demanda que interpuso en contra de Lozoya Austin por daño moral, por lo que quizá ese pudo haber sido uno de los motivos que lo orilló a salir de nuevo a la palestra mediática, pero lo más probable es que no tuviera “presupuestado” que al asomar la cabeza, sería recibido de esta forma por la UIF, procedimiento que se ha estructurado y aplicado desde la detención del exdirector de la paraestatal, para mantener el control político cuando alguien quiera levantar la mano para golpetear a la administración.

Sin duda, el caso Odebrecht así como los sobornos a legisladores es un asunto que se debe investigar y llegar a sus últimas consecuencias, que se castigue a los responsables conforme a derecho, lo que desde luego es cuestionable, es que esta parte quiera trasladarse a lo político, considerando que el proceso electoral ya inició, incluso me parece que son dos rutas que deberán estar bien definidas. El combate frontal a la corrupción que emprendió el Presidente deberá ser el sello que marque el rumbo de su Gobierno, mezclarlos traería consigo debates poco redituables para la credibilidad en materia política.

Habrá que ver hasta dónde le alcanza a Anaya regresar con ese objetivo, pues a pesar de haber anunciado que buscará un espacio en el 2021, dentro de San Lázaro, y de conseguirlo sería una voz que incomodaría, en el trayecto para lograr la candidatura hace poco más de dos años, dejó muchas heridas abiertas con grupos de panistas, y su regreso deberá ser para buscar la unidad éstos; seguramente no tendrá la misma penetración que en el 2018, pero sin duda su regreso de entrada ha marcado agenda.

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