Por: Quetzal Herrera

A finales de la semana pasada, cuando todo estaba dispuesto para que los países exportadores de petróleo, integrantes de la OPEP y aliados, llegaran a uno de los acuerdos más importantes en materia de producción de crudo, cuando «la mesa estaba puesta» para que quienes iniciaron el conflicto por la sobre producción, Rusia y Arabia Saudita, cedieran en la disminución de la extracción poniendo el ejemplo para las demás naciones, llega la representante de México a generar conflicto por la negativa a que nuestro país redujera su producción, situación que no fue bien vista a nivel internacional por la cerrazón de pensar que la soberanía nacional, pues para este Gobierno federal uno de sus principales objetivos es el poder llegar a los dos millones de barriles al día, y quizá esa visión en otros tiempos, donde la oferta no esté por encima de la demanda sería lo ideal, o cuando el mundo no se encontrara en una situación de emergencia sanitaria, pero hoy son otras condiciones y otra realidad.

Finalmente, el presidente López Obrador afirmó que en una comunicación con su homólogo Donald Trump acordaron que México reduciría su producción en cien mil barriles al día, y de forma «generosa» el Presidente norteamericano respaldaría a nuestro país con otra disminución de 250 mil barriles, aparte del compromiso adquirido ante la OPEP; y desde luego por ahora no sabemos los efectos que esta «cordial ayuda» tendrá en un futuro en las relaciones entre ambos países, porque no se descarta que pueda salir «más caro el caldo que las albóndigas», ya que es difícil pensar que el Mandatario del vecino país haga actos solidarios sin obtener un beneficio a cambio.

Claro que habrá un costo y consecuencias en la economía, pues estaremos en deuda con ellos por algún tiempo, pero además este asunto no se descarta que tenga algún trasfondo político en las aspiraciones reeleccionistas de Trump en noviembre de este año, considerando que gran porcentaje de la población latina con derecho a voto son originarios de México, por lo que bastaría un acuerdo derivado de esa «ayuda» en cuanto al petróleo para obtener algún beneficio; nada puede quedar descartado en tiempos donde ninguna obra de caridad entre países sea en vano, pues por su parte, el Presidente norteamericano también estaría creando compromisos con las empresas a quien les estaría solicitando esa reducción en la extracción del crudo; es un efecto en cadena donde siempre resultará con mejores beneficios el más poderoso.

En esta parte de la historia la operadora, Rocío Nalhe, quedó como la responsable de que México no haya colaborado desde un inicio, pero desde luego me parece que no debió tomar esa decisión por su libre albedrío, sino que fue la ejecutora de una orden que le giraron desde Palacio Nacional para levantarse de la reunión virtual con ese desdén hacia lo que muchos países están tratando de construir, que es la estabilización mundial de la economía derivada de la extracción del petróleo y sus derivados, o como se dice «el que obedece nunca se equivoca».

Se avecinan momentos de mucha incertidumbre en materia de salud y de economía, la reducción en la extracción de petróleo no es una asunto que impacte solo a los grandes productores y exportadores como Rusia y Arabia Saudita, México tendría también sus efectos de mantenerse esa sobre producción, pues muchas empresas estarían en riesgo de desaparecer; por ello este importante acuerdo busca que durante y después de la pandemia la economía en el mundo no colapse, pensando claro en que los primeros que deben mantenerse a flote son más empresas, que son las generadoras de empleos.

Twitter: @QuetzalH