Por: Quetzal Herrera

La determinación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en cuanto a la declaración de constitucionalidad de una consulta para investigar acciones señaladas en años anteriores, así como la eliminación de la propuesta para cancelar el proceso de renovación de la dirigencia de Morena, por parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), pueden considerarse como una clara muestra del andamiaje político que se construye desde el poder para fortalecer al instituto político que arrasó en las elecciones del 2018, y que busca la mayoría en la Cámara de Diputados, gubernaturas y congresos estatales en disputa el próximo año, lo que sin duda fortalece a este partido de forma tal que la única alternativa que podrían tener otras fuerzas sería a través de alianzas que les permitan ser competitivos y en algunos casos obtener la victoria.

Si realmente el Partido Acción Nacional (PAN), el Revolucionario Institucional (PRI), de la Revolución Democrática (PRD), Movimiento Ciudadano y los partidos locales contrarios a la ideología de la Cuarta Transformación (4T), desean ser un verdadero contrapeso en junio del 2021, tendrían que estar ya en pláticas para consumar una alianza extensa y mediante los cuadros mejor posicionados para los espacios en disputa construir los acuerdos que establezcan un rumbo definido como oposición, ir en solitario a una contienda donde los márgenes de quienes obtengan el triunfo será muy reducido, puede considerarse un verdadero “suicidio electoral”, pues Morena y sus aliados además de trabajar en la unidad y donde podrían salir fortalecidos tras la elección del nuevo dirigente, sería una lucha desigual si consideramos que ya hay más control por parte del Presidente dentro del partido que fundó.

A veces parece que los partidos que pertenecen a la oposición a nivel nacional no les ha quedado claro que la lucha “cuerpo a cuerpo” es contra el partido mayoritario, y no entre ellos, pues solo dejan de manifiesto la poca visión o interés que tienen por ganar en las próximas elecciones; me parece que se trata de encontrar las coincidencias del rumbo que desean para México, y quienes estén pensando solo en trabajar para proyectos personales se quedarán muy lejos de un auténtico equilibrio político, atascados en un concepto poco redituable electoralmente hablando; todos tendrían que ceder para transitar en una posible alianza, donde quizá lo único que deberá prevalecer sean los cuadros más encumbrados por zonas o regiones para que a partir de ahí de logren los convenios y acuerdos.

De acuerdo al líder nacional del PRD, Jesús Zambrano, irán junto al PRI y al PAN en los estados de Zacatecas, Michoacán, Nuevo León y Sonora para el próximo año, por lo que de seguir esta tendencia Durango podría entrar también bajo ese esquema, incluso si se le suman partidos como MC y el caso del Duranguense; desde luego no es una tarea fácil de concretar pero si para los dirigentes en verdad es ser una oposición que le gane espacios a Morena, se va a ver en las mesas de negociación.

La coyuntura política y social es distinta respecto a otros años donde se antojaba imposible una alianza entre estos partidos, pero cabe señalar que la fuerza de Morena aún se mantiene a pesar de sus desencuentros internos; vamos a ver de qué están hechos los dirigentes, militantes y simpatizantes de la oposición, o hasta dónde serán capaces de ceder para vencer, y que no queden sus intenciones solo en el discurso mediático.

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