Por: Quetzal Herrera

Tras todos los acontecimientos que ha provocado la pandemia por el Coronavirus, dos temas no pueden escapar a la atención de las autoridades sanitarias en el mundo, el primero es en relación a los casos de rebrotes en ciudades donde había disminuido el número de casos y que prácticamente estaban “domando” este virus; el segundo, y no menos importante, es lo que se acaba de dar a conocer al inicio de esta semana, donde se detectó un caso de reinfección en Hong Kong, donde un varón luego de cuatro meses de haber sido diagnosticado positivo volvió a contraerlo, y ayer se sumaron dos eventos más con las mismas características, el primero de un adulto mayor en Holanda así como una mujer en Bélgica.

Ambos asuntos deberán ser de interés urgente por parte de los países que mantienen un crecimiento sostenido en cuanto a los casos ya detectados y sobre todo para quienes luego de aliviarse se piensa que serían inmunes a una reinfección, esta creencia queda eliminada bajo el argumento de que existe una mutación del virus, por lo que se tendrán que tomar cartas en el tema sobre todo pensando en que las más de 393 mil personas recuperadas en nuestro país, según información de la Secretaría de Salud de ayer, pudieran estar expuestos a esta reinfección; y será ahí donde se tendrán que desdoblar políticas preventivas y de atención en dado caso que México empiece a tener estos diagnósticos.

Quizá uno de los principales errores de las autoridades de salud a nivel nacional, es que cuando salió el primer caso en China sí hubo naciones que se tomaron en serio la prevención y desde ese momento establecieron cercos preventivos en las entradas a su territorio, y en el caso del nuestro en algunas zonas existió un relajamiento en cuanto a las medidas, aunado a la poca participación de los ciudadanos por tratar de evitar andar en la calle sin ninguna necesidad; por ello si se considera que tanto el rebrote como la reinfección son ya una realidad, sociedad y Gobierno tenemos la obligación de no bajar la guardia; a pesar de que ya existen las versiones de la emisión de la vacuna, al no ser parte del cuadro de medicamentos del sector salud, no se puede dar por hecho que esto vaya a disminuir.

Ojalá nuestros políticos y funcionarios de todos los niveles no se tomen a la ligera estos antecedentes, pues implica otro riesgo para las familias mexicanas, y que ese “relajamiento social” deje de ser el distintivo que en el caso de Durango tengamos a nivel nacional, por la alta movilidad de los ciudadanos. Más allá de partidos políticos y grupos, este asunto de emergencia en salud debe ser el primer punto en la agenda de Palacio Nacional, porque partimos de que no solo a quienes no les ha dado este virus están expuestos a salir positivo, sino que ahora también a quienes pasaron por etapas complicadas para salir bien librados, hoy también se convierten en población de riesgo.

Esperemos ver en los siguientes días la estrategia que Hugo López Gattel habrá de plantear, alejarse de las frases que pueden provocar la confianza ciudadana para salir a la calle, y centrarse primero en bridarle al gremio médico las condiciones para que continúen en esta lucha para combatir el coronavirus, así como seguir brindando la infraestructura necesaria de atención en los hospitales de nuestro país; pues mientras no haya vacuna, el riesgo lamentablemente es latente.

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