Por: Quetzal Herrera

En los últimos días ha generado una controversia la supuesta fachada del mercado Francisco Gómez Palacio, ícono duranguense ubicado en el centro de nuestra ciudad, y es que con el anuncio de la remodelación del inmueble, el acceso de la avenida 20 de Noviembre ha quedado por el momento muy por debajo de las expectativas que muchos nos hacemos de este espacio con casi 140 años de tradición, por lo que será fundamental que en los próximos días, las áreas encargadas del desarrollo, tanto del interior como de algunos accesos, el caso de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas y el Instituto Nacional de Antropología e Historia, definan una entrada “ad hoc” a lo que queremos mostrar a  quienes nos visitan, pues si bien se hace una fuerte inversión, de aproximadamente 17 millones de pesos, lo más natural y lógico es que sea algo más integral.

Una de las voces que expuso su inconformidad fue el propio alcalde, Jorge Salum, quien a través de sus redes sociales se manifestó en contra de lo que hoy se muestra y a través de esos mensajes y un documento circulado el día de ayer, le pide tanto a Secope como al INAH considerar otras propuestas que le den ese toque colonial que nuestro Centro Histórico ha venido desarrollando; y es que según se ha dado a conocer las dependencias en mención son quienes le ha puesto el proyecto y billete a esta obra, y en el caso del municipio solo se han hecho trabajos concernientes a instalaciones al interior, de acuerdo a lo que ha fijado el Edil; lo que sí me parece importante establecer es que de la imagen que se le dé a este espacio dependerá en gran medida que sea atractivo para quienes nos visiten y por ende represente mayores ganancias para los comerciantes establecidos, máxime ahora cuando tenemos todos la necesidad de que nuestra economía se reactive.

El mercado Francisco Gómez Palacio ha tenido que ser objeto de varias remodelaciones, pues el tiempo le ha venido cobrando la factura, aunado a lamentables percances que en los últimos años ha terminado con algunas áreas que han tenido que remodelarse, como la parte de los comedores; aquí es donde se debe establecer que cualquier Gobierno que ha puesto la mano en este inmueble, del partido que sea, deberá entender que es de los duranguenses, que de los locales que hay en el interior han comido muchas familias por años y que generación tras generación han puesto el nombre de Durango muy en alto por la cantidad de productos que se comercializan, que son nuestra identidad.

Los trabajos al interior deberán tener también un sentido acorde a la infraestructura colonial que caracteriza esta parte del centro, respetando los mecanismos de sanidad, seguridad y protección civil básicos necesarios para evitar futuros accidentes; es decir como ciudadanos demandamos que cada peso invertido valga la pena, y con ello despejar cualquier tipo de dudas respecto a los trabajos que se realizan; sí, es un proyecto integral y la fachada será siempre la imagen más importante, pero hay que considerar que el interior cumpla con las expectativas.

Será fundamental que en los próximos días se vea reflejada una coordinación entre quienes participan en este proyecto, tendremos que esperar a que se concluya para emitir juicios, pero siempre es bueno señalar con tiempo para que los encargados consideren que la opinión social cuenta, y si es para obtener mejores resultados tendrán que ser bienvenidas.

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