Por: Quetzal Herrera

Hace algún tiempo escuché la versión que la vacuna que ya trabajan varios países para contrarrestar el Coronavirus no saldría sino hasta después de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, comentario que con el paso de los días se ha ido consolidando hasta el grado que el propio Donald Trump expresó su interés de que sea a la inversa, que sea antes, pues sabe que representaría un importante impulso a sus aspiraciones reeleccionistas, por lo que ya podríamos considerar que el debate con la Organización Mundial de la Salud (OMS) será la constante por lo menos de aquí al 3 de noviembre cuando los estadounidenses acudirán a emitir su sufragio.

Existe el compromiso por lo menos de nueve laboratorios que no habrán de lanzar ninguna vacuna en fase de prueba hasta ser autorizada por la instancia encargada de la salud, pues destacaron a través de una misiva que mantendrían los estándares científicos y éticos, y ello se suma a la firme postura de la OMS en el sentido de afirmar que este año no habrá resultados positivos en cuanto a la vacuna, ya que aún no se pueden considerar que las tres fases requeridas se han cumplido, y esgrimen el argumento de que no se habrá de exponer a la población mundial por el solo hecho de acelerar los procesos.

Por su parte, la Administración de Alimentación y Medicamentos del vecino país del norte, están considerando seriamente “saltarse” la tercera fase del proceso, y ha indicado que sí es posible la distribución en esa nación a partir del 1 de noviembre, es decir, dos días antes de las elecciones. Esto le brindaría a Trump buenos dividendos electorales, sería un importante logro que lo pondría en una final de fotografía contra el demócrata Joe Biden, quien incluso ha mostrado su incredulidad a que sea posible sacarla en ese tiempo, a sabiendas que se podría estar tratando de una estrategia para acelerar los procesos y manejarlos en el terreno político.

No se descarta por otro lado, que la OMS opere en contra de Donald Trump a manera de represalia luego de que éste anunciara en el mes de abril del presente año, el congelamiento de recursos por parte de Estados Unidos, mismo que oscilaba por el orden de los 400 millones de dólares, incluso en el mes de julio notificó de la salida de esta nación de dicha organización, manteniendo el argumento de que no hubo restricciones a China, país donde se originó el virus. Sin duda golpes duros contra quienes buscan tener el control del tema de la salud a nivel mundial, por lo que la “disputa” se centrará en la parte científica que lleva a cabo las pruebas.

Estamos en un escenario de salud donde la solución está más enfocada al tema electoral en Estados Unidos, mientras el resto de las naciones seguimos a la espera de que haya una aprobación oficial, amén de lo que ya hacen Rusia y China con pruebas en humanos; en el caso de México el virus no se detiene y hasta el día de ayer se confirmaron 730 mil 317 casos que han resultado positivos, donde lamentablemente la cifra de muertes llegó a los 76 mil 430. Urge que la comunidad internacional se una para hacer presión y en cuento a que las fechas para la emisión de la vacuna sea cuando las fases se hayan aprobado, y dejar el asunto político en manos de Estados Unidos, no es posible que se sigan perdiendo vidas en el resto del mundo por temas meramente electorales.

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