Por: Alejandro Flores de la Parra

En los últimos días se ha especulado mucho sobre los nombramientos que los senadores morenistas por Durango, han recibido por parte del dirigente nacional de ese partido, Mario Delgado Carrillo, para ser delegados que representen al Comité Ejecutivo Nacional en otras entidades federativas, con miras a las elecciones de 2021, proceso que ha comenzado y del que se tiene mucha expectativa, por lo que representa para consolidar el poder de quien ostenta el ejecutivo federal, asentado en Palacio Nacional. Algunos lo ven como la oportunidad para medirse, yo soy más de la idea que servirá para enfriar sus cuadros.

La senadora Lilia Margarita Valdez Martínez, llegada al Senado sin experiencia política ni trayectoria electoral alguna, además de no contar con un capital político importante, ha sido más conocida en Durango por causar división al interior de su partido, como aquella conferencia de prensa en que la diputada Maribel Aguilera despotricó en su contra, señalándola por no trabajar en equipo y por solo ir tras sus intereses; o como cuando, en plena visita del entonces candidato para dirigir el partido, en un evento en la Comarca Lagunera, se atrevió a dejar fuera del «presidium» al representante de Morena en Durango, Adolfo Villarreal y dejar, en ese mismo evento, en una segunda fila a la máxima figura del poder legislativo estatal, la diputada Sandra Amaya, presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del Estado. En fin, más que una posición para figurar, quizá la mandan lejos de su tierra, para que no cause daños al interior que puedan costarle posiciones al partido o que, con su carácter visceral y dándose atribuciones que no le correspondan, produzca grietas irreparables en las alianzas internas que afecten hacia la sucesión gubernamental en 2024.

En el caso de José Ramón Enríquez Herrera, recién convertido a la izquierda monoteísta de López Obrador, que sí tiene recursos, conexiones, relaciones y experiencia electoral, pero que tiene procesos jurídico administrativos en su contra por malos manejos financieros en la administración municipal, así como una sentencia jurídica electoral por haber utilizado recursos públicos para la promoción de su imagen para lograr esa senaduría, además de ser conocido por utilizar artificios, no siempre legales, para generar una percepción simulada e inflada que en más de una ocasión le explotó frente a la realidad, quizá convenga más llevarlo a enfrentar al panismo más arraigado del norte de la República, donde un resultado adverso es esperado y en el que, posiblemente, al ponerle la vara tan alta, sirva para aguarle la aspiración futura de ser el candidato a gobernador por Morena en 2022 y quitarse, por parte de Mario Delgado, ese compromiso de encima.

Sin duda, si lo analizamos desde esta perspectiva, los nombramientos como delegados no se tratan de ningún premio o reconocimiento, sino quizá de una fácil manera de deshacerse de dos perfiles que, política y socialmente, son más nocivos que inofensivos, por lo que, como las cervezas, convenga más tenerlos bien fríos y guardados porque, en las elecciones, habrá “Ley seca”.

Twitter: @AlejandroFdelaP