Por: Alejandro Flores de la Parra

Uno de los principales problemas de la administración federal, es que el presidente, no deja que la gente haga su trabajo. Así lo hizo ver su primer secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, al dejar el puesto, pues no le parecía prudente que el mandatario nacional, se involucrara tan de lleno en la toma de decisiones de los temas que, evidentemente, no domina. Así, como tiene un día al canciller Ebrard, haciendo lo que debería hacer Salud o Gobernación, otro día pone a sus consejeros jurídicos a hacer cabildeo o, incluso, él mismo se mete a menearle al mole, cuando ni tomar la pala sabe.

A López Obrador se le olvida que, su equipo, tiene a un “tercera base” y no lo puede poner de cátcher cada vez que se le antoje, y que el bateador emergente, es para no lastimar a su lanzador estrella. Bajo esta analogía beisbolera, pareciera menos lógico que pueda hacerlo así, pues si a algo le sabe, dice, es al “Rey de los deportes”.

Según el presidente, a Adán Augusto López Hernández, lo sacó del Gobierno de Tabasco para llevarlo a Gobernación, porque “necesitamos continuar con el proceso de transformación… y me va a ayudar con todos los asuntos públicos-políticos, la relación con gobernadores, con la fiscalía general de la República, con el Poder Judicial, en especial con la Suprema Corte de Justicia y lo que se tiene que atender en el Poder Legislativo, las nuevas iniciativas de reforma”. Pero, entonces ¿qué hacía Olga Sánchez Cordero si ninguno de esos fueron sus temas? Ah, cierto, todo eso lo dejó en manos de Julio Scherer Ibarra, quien seguro se sentía intocable cuando a la exministra la mandaron de nuevo a tomar asiento en San Lázaro. Entonces, ¿por qué la inesperada noticia sobre su renuncia?

Quizá el nuevo mando que otorgó a López Hernández, le terminó por advertir a Scherer que su papel, a partir de ahora, sería secundario. Quizá es una salida honrosa admitiendo su falta de efectividad en temas como la operación del transitorio que permitiría extender el periodo del presidente de la Suprema Corte, su fallo ante la necesidad lopezobradorista de adelantar la votación de las leyes secundarias de la “Revocación de Mandato” o hasta la nula acción para evitar que se les cayera el magistrado billetes.

Hay otra teoría que apunta a que no fue el desempeño ni la dignidad del exconsejero jurídico del presidente, lo que lo hizo saltar del barco, sino que no pasó el control de confianza, pero de la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, por andarle haciendo “el caldo gordo” a Marcelo, íntimo de Scherer y con quien trabajó cuando gobernaba la capital del país.

Será el sereno, pero lo que es cierto es que no recuerdo un gobierno federal con tantos cambios en tan poco tiempo, en posiciones estratégicas y que no obedecen a un posicionamiento del grupo cercano del presidente en el poder, sino simples desafanes.

Twitter: @AlejandroFdelaP