LA PALABRA DEL GIOCONDO… ¡El gaaaaaaas!
Por: Alejandro Flores de la Parra
México es el país número 50, de los 114 que consumen más de cero metros cúbicos de gas natural per cápita, con 634.36 m³ por habitante y, cerca del 80 por ciento de los hogares mexicanos, lo utiliza comúnmente. El que su precio se haya disparado para que desde el Gobierno se tomara la decisión de fijar un máximo en el precio, lo que derivó en el cierre de plantas y la protesta iniciada el pasado martes por los distribuidores y provocando un desabasto pronunciado, podría convertirse en, quizá, la más grande problemática social que se vive en este momento en nuestro México.
La industria del gas licuado de petróleo (LP), cuenta con 33 plantas de almacenamiento habilitadas para despachar a los mil 200 centros de distribución que a su vez habilitan a más de cuatro mil 700 estaciones de servicio, que recargan los cilindros de más de 35 mil camiones a lo largo y ancho del país. Por muy ambicioso y bien armado que estuviera el proyecto lopezobradorista del Gas Bienestar, algo casi imposible de creerle a esta administración, no podría dar abasto a las necesidades de un país que consume tanto más del que produce.
De enero a junio pasados, la oferta nacional tuvo una caída del 1.6 por ciento, sin embargo, las importaciones se elevaron un 5.6 por ciento, mientras que la producción nacional en Petróleos Mexicanos se redujo cerca de un 14 por ciento. El encarecimiento coincide con un incremento en el precio de referencia a nivel internacional, siendo que el punto en que se encontraba el gas propano (principal componente del LP), sufrió un incremento de 39 a 88 centavos de dólar por galón, en comparación con el primer semestre del año pasado.
Sea cual sea la causa, el desabasto provocado por la falta de consenso entre autoridades y distribuidores, está afectando, aún más, a los pequeños negocios que utilizan el producto combustible como elemento básico para su actividad, en especial las pequeñas fondas y puestos que, si ya la tenían difícil con las nuevas restricciones, esta situación les viene como balde de agua fría.
En la fantasía del presidente López Obrador, el Gas Bienestar empezará a vender los cilindros en las colonias populares a un precio que apenas cubra los costos de producción y distribución; pero en esta primera aventura, tendrá que hacerse de vehículos, personal para llenado y distribución, equipos y estaciones que cumplan con las estrictas normas de seguridad y protección civil; lo que nos permite pensar que, otra vez, estamos ante un fracaso fácilmente previsible.
Ahora solo falta que, como la aplicación de la vacuna, nos lo vengan perifoneando como credo comunista: ¡El gaaaaaaaas! ¡Démosle las gracias a López Obrador!
Twitter: @AlejandroFdelaP