Por: Alejandro Flores de la Parra

El 2 de octubre no se olvida y, para muchos en Durango, el de 2020 tampoco se les va a olvidar. Nada tiene qué ver con la matanza estudiantil del movimiento del ’68, sino por el agandalle que les hizo el doctor Enríquez con la visita de Mario Delgado, quien busca la Presidencia de Morena a nivel nacional; pues a pesar de que había quienes veían al desaparecido Héctor Vela o a la alcaldesa de Gómez Palacio, Marina Vitela, como quienes fungirían como anfitriones del Diputado federal, al más puro estilo de un bandido del viejo oeste, no dejó llegar al tren cargado. Y no se trata de un cumplido para el Senador, pues el recién convertido a la izquierda morenista, si algo ha sabido hacer, es simular y generar falsas percepciones y esas características son las que a muchos duranguenses se nos vienen a la mente, al recordar su paso por la anterior administración municipal.

Lo que sorprende es que, aunque Marina Vitela lo esperaba con los brazos abiertos y hasta un convoy preparó para trasladar a Delgado hasta sus dominios laguneros, el oftalmólogo se interpuso y no se separó del candidato a dirigente, sin que la Alcaldesa pudiera reclamar la acción como lo hiciera en la toma de protesta de Aispuro, lo que hasta un mote le ganó en aquel lejano 2016, cuando militaba en el PRI. Vaya, Enríquez, como el niño festejado que acapara al mago de la fiesta para que solo le haga trucos a él, se lo llevó a desayunar después de la conferencia de prensa y hasta rompió el acuerdo que se tenía de que fuera la lagunera Vitela Rodríguez quien lo trasladaría hacia el evento donde lo recibieron cerca de 150 personas, dejando de manifiesto la falta de oficio del equipo y los operadores de la Alcaldesa gomezpalatina.

Ya en el recinto, la mano de la senadora Margarita Valdez y la siempre oportunista presencia del oaxaqueño Gustavo Pedro Cortés, secuestraron el evento, al introducir al menos a 40 miembros de la Organización de Defensa Campesina (ODC), lo que hizo más que evidente la presencia de gente sin representación Morenista y una falta de experiencia y oficio de la Senadora, colocando en segunda fila a la Presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso del Estado, quien debió tener mucho más peso que muchos de los que ocuparon la fila de honor. Para acabarla, le impidió subir al presidium al representante de Morena en Durango, Adolfo Villarreal, con un “A ti no”, que hizo que, con su grupo, se retirara del evento, lo que no vio bien el propio Mario Delgado, quien hasta lo invitó a platicar para saldar el daño.

Al final, aunque sin mucha trascendencia para la ciudadanía, el evento político dejó de manifiesto que quienes se sienten muy fuertes y posicionados, no lo están, o al menos su fortaleza no está donde debiera y, quienes se dicen muy políticos, ni idea tienen de los mensajes que en política tendrían que dar porque, mientras dejan entrever su desbordada necesidad por figurar ante quien dan por hecho será el dirigente nacional, con tal de ser aquellos que lleven prelación en los próximos procesos electorales, están rompiendo la estabilidad de una alianza o la supuesta unidad que está prendida con alfileres y que, en cualquier momento entre sus arrebatos infantiles, cualquier ventaja que les diera un nombramiento quedaría en el suelo, después de las urnas, como les pasó en 2019.

Twitter: @AlejandroFdelaP