Por: Alejandro Flores de la Parra

El nuevo titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, el reconocido economista y académico, Rogelio Ramírez de la O, ha sido un sólido crítico de los bajos niveles de crecimiento en México, señalando que la clave para elevar el Producto Interno Bruto (PIB) potencial, es elevar la tasa de inversión agregada. Sin criticar directamente las reformas estructurales emprendidas en sexenios anteriores, ha hecho alusión de que el problema de éstas, ha sido la perspectiva generalista con la que se llevaron a cabo y que no han tenido un verdadero impacto en la productividad y el crecimiento de mediano y largo plazo.

Para Ramírez de la O, lograr el control de la inflación y que los niveles de endeudamiento se mantengan en niveles manejables, es primordial; sin embargo, no es suficiente para elevar la tasa de crecimiento. Esto se debe a que, en anteriores administraciones, se ha priorizado el gasto corriente sobre la inversión pública, lo que es insuficiente para aspirar a mayores tasas de crecimiento y lograr una verdadera estabilidad macroeconómica que sirva como plataforma para un verdadero desarrollo.

A pesar de las discrepancias que tiene con López Obrador sobre la reforma energética de 2013, ya que el nuevo titular de Hacienda ha señalado que podría tener un impacto positivo en el largo plazo, coincide con el presidente que no alcanza a dar soluciones en el corto y mediano plazo, donde además reconoce que el pago de pensiones de Pemex, representa una abrumadora suma que solo con una reducción a estas deudas, podría resultar en un alivio a largo plazo que incluya una mejora de flujo.

La visión del nuevo secretario sobre los empleos en México es sumamente alentadora, pues no solo habla de buscar un mayor número de empleos, sino de que sean reforzados con mejores salarios y productividad, mediante el impulso de micronegocios, pues las causas de la baja demanda interna que históricamente se ha presentado en el país, obedece a los bajos niveles de ingreso de la clase trabajadora. Además, no ha expresado un “mayor gasto público” como solución para el crecimiento económico, sino de un cambio en el ambiente de negocios.

El potencial interno en México debe atraer la atención de las políticas públicas para lograr compensar la desaceleración estadounidense y mundial, por medio de proyectos regionales que permitan captar una inversión extranjera más volumétrica, siendo también que, los programas clientelares de asistencia social, basados en subsidios, son ineficaces para la reducción de la pobreza.

Al final, no queda más que desear que el nombramiento del nuevo secretario, signifique un verdadero cambio en la política fiscal de la 4T, siendo imperativo que López Obrador le permita trabajar, sin convertirlo en un obediente aplaudidor de las decisiones presidenciales, pues su visión parece similar a la que le había convencido para nombrar a Carlos Urzúa, con un rol del Estado más incidente en la economía, con una postura macroeconómica conservadora, pero procurando los equilibrios fiscales que permitan mantener una estabilidad a la vez que se da un cambio en el rumbo.

Twitter: @AlejandroFdelaP