Por: Alberto de la Rosa Olvera

Esteban Villegas no tiene plan B, quiere ser gobernador de Durango y tiene la corazonada de que es ahora o nunca. Muchos le dicen que tiene los años nuevos, que puede esperar otros seis años, que, en ese ínterin, puede volver a ser alcalde capitalino o senador de la República en 2024, para desde ahí brincar al bicentenario.

A esas voces les responde que la prospectiva, en política, nunca es buena y más porque los escenarios, las condiciones y las personas cambian de un día para otro. Y es que no sabremos si estaremos vivos el día de mañana; mucho menos para para dentro dos, cinco o seis años, dependiendo lo que decidan los diputados locales en cuanto al destino de la próxima gubernatura.

Decía el filósofo del Casablanca, Rodolfo Ramírez Ceniceros, que la política es de tiempos y de momentos. Esteban piensa que está en su tiempo, que no era hace seis años sino ahora; pero también considera que está en su momento, pues tiene mayor madurez que le produjo la derrota y conocer todos los factores que la propiciaron, tales como haberse dejado encapsular en una burbuja creada por quienes eran sus profetas de corte; las traiciones que recibió y la inminente negociación del entonces grupo gobernante so pretexto de la concertacesión por la Reforma Energética.

Villegas supo reinventarse, no se dejó llevar por el canto de las sirenas en 2018 porque su intuición política le aconsejó que Gonzalo Yáñez era bastante travieso y, por ende, no corrió la misma suerte de muchos de sus antiguos correligionarios que quedaron como el burro que tocó la flauta.

En cambio, desde el Congreso del Estado, cambió su discurso, su forma de hacer política, tendió puentes con todas las fuerzas políticas y recorrió la entidad para estar listo para el futuro que viene. Insiste en que la gente se va más por la persona que por los partidos, lo que pudiera entenderse que los membretes partidistas no le preocupan en su deseo de convertirse en gobernador.

Sin lugar a dudas, Esteban Villegas, es hasta el momento, el más posicionado en la carrera de la sucesión de Rosas Aispuro; al menos es el más identificado como aspirante y su camino a la candidatura depende de muchos factores como la alianza entre Ismael y Aispuro. El líder campesino querrá impulsar a alguien de su grupo original; el gobernador ya empieza a sentir la presión de su partido de que su sucesor debe ser un panista, por lo que Villegas tiene dos caminos: atravesar el camino como Moisés por el Mar Rojo o buscar otra alternativa como pudiera ser el Partido Verde y poder repetir la historia de éxito en San Luis Potosí.

Como podemos apreciar, el éxito de Villegas Villarreal, dependerá en gran medida de no dar un paso en falso, de hacer buenos amarres y tener la cabeza fría porque el final se acerca ya.

PALABRAS MAYORES

A más tardar el 15 de julio saldrá la reforma constitucional para reducir el periodo de la próxima gubernatura a dos años y empatarla con la elección presidencial de 2024